Un nuevo revés sufrió el Gobierno en el Congreso. A pesar de que es uno de los partidos de la bancada oficialista, el Partido Conservador retiró su apoyo a la reforma a la salud. Sin los votos azules, el proyecto se hundiría.
En un comunicado, firmado por la bancada conservadora y por el presidente Ómar Yepes, el Partido explicó que “considera que este no es el momento para tramitar una reforma a la salud. En el contexto nacional hay un sentir de desconfianza hacia ese tipo de reformas”.
Así, se puede inferir que la colectividad tomó la decisión ante una de las demandas que se ha hecho en el marco de las protestas y del paro nacional. Después de que el Gobierno retirara la reforma tributaria, desde distintos factores se pidió que hiciera lo mismo con la de la salud, el proyecto de ley Nº 010.
Ante esto, el Partido Conservador pidió a las comisiones séptimas conjuntas de Senado y Cámara –encargadas de tramitar los proyectos relacionados con la salud– que voten el archivo del proyecto, presentado con mensaje de urgencia por parte del Gobierno.
En ese sentido, los conservadores aprovecharon para hacer cuatro propuestas que, a su juicio, deben incluirse en un proyecto de reforma a la salud: giro directo a prestadores, terminar la tercerización del talento humano en salud, garantizar la calidad en los servicios y fortalecer la red pública hospitalaria.
Y, por último, el Partido Conservador hizo un llamado para que junto con los partidos así como con los gremios y asociaciones médicas “se construya una reforma estructural que responda a las actuales dificultades del sistema de salud”.
¿Cómo queda en el Congreso?
Como se dijo, el Partido Conservador no es el único que le ha dicho no a la reforma a la salud. La semana pasada, varias colectividades también le dieron la espalda a un proyecto cuya prioridad ha sido reiterada por el Gobierno.
Otro partido de la bancada de Gobierno que decidió no apoyar la reforma fue el Mira, argumentando que “después de un estudio detallado del proyecto de reforma a la salud, el Partido Mira no apoyará esta propuesta porque no resuelve problemas estructurales, en especial la atención oportuna y de calidad para pacientes, así como condiciones más justas para los trabajadores del sector”.
Incluso, miembros del Centro Democrático –partido al que pertenece el presidente Iván Duque– también han retirado su respaldo. Se trata del senador Alejandro Corrales y del representante Óscar Darío Pérez quienes, por separado, solicitaron que se retirara su firma del proyecto como constancia de que no lo apoyarán en las votaciones legislativas.
En cuanto a los partidos declarados en independencia, 26 congresistas liberales, por ejemplo, enviaron una carta a las comisiones séptimas conjuntas expresando que “el presente proyecto no mejora el acceso a los servicios de salud, no soluciona el problema de deudas dentro del sistema, profundiza el negocio de la salud por medio de oligopolios y finalmente lleva a la privatización del sistema”.
La U, por su parte, en un comunicado publicado por sus congresistas expresó que no votaría la reforma “toda vez que no soluciona estructuralmente las necesidades en salud de los colombianos. Como tampoco, desarrolla la Ley 1751 de 2015, que regula, garantiza y protege el derecho fundamental a la salud”.
A esto se suma otro problema: el tiempo. La reforma, de autoría de Cambio Radical –que insiste en respaldarla, aunque socializándola más ampliamente– fue radicada el 20 de julio del año pasado. Sin embargo, y a pesar de que en septiembre el presidente presentó el mensaje de urgencia, no ha tenido la primera votación.
Esto, porque en las comisiones conjuntas se presentaron más de 300 proposiciones al articulado del proyecto, que deberán ser estudiadas por comisiones accidentales creadas para tal fin. Pero si la propuesta no se vota antes del 20 de junio, se hundirá por falta de trámite. Este sería, sin duda, otro duro revés para el Gobierno en medio de las tensiones sociales que hay en el país.