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La complejidad que abarca el desarme de las Farc y el cese de hostilidades bilateral planteados en la mesa de negociación, cuya petición de verificación fue elevada a la Organización de las Naciones Unidas, ONU, necesitaría de organismos observadores de carácter regional y local para asegurar el éxito.
Esta recomendación, hecha por expertos del conflicto armado, apunta a las necesidades de realizar una veeduría exhaustiva ante las posibles denuncias de violaciones que pudieran presentarse en los territorios donde confluyan los guerrilleros de las Farc y la eventual presencia de fuerzas estatales, y no por falta de capacidad de la ONU.
Es así como agresiones de parte y parte serían reportadas ante organismos nacionales y estos, a su vez, elevarían “las quejas” a la ONU para tomar medidas pertinentes y evitar fisuras que lleven a una suspensión de los diálogos.
Vicenç Fisas Armengol, director de la Escuela de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ve factible esta posibilidad de veeduría mixta, como él la denomina.
Como Fisas concibe esta herramienta es que paralelamente, en cada municipio, exista un Centro de Control Municipal con presencia de entidades respetadas por las comunidades y las partes en conflicto, algunas de ellas como el Comité Internacional de la Cruz Roja o la Iglesia.
“Ante cualquier eventualidad, avisarían a la primera Comisión Mixta de alcance nacional, que contaría con los medios de transporte aéreo y terrestre para investigar lo sucedido. Si cada parte controla a los suyos, los incidentes serán escasos. Si no hay control, el desastre está servido”, asevera Fisas Armengol.
La iniciativa sería bien recibida en estas comunidades. La razón, la poca credibilidad generada por la posible designación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac, como lo explica el profesor de relaciones internacionales de la universidad Eafit, Luis Fernando Vargas.
“Sería muy interesante que haya un acompañamiento de orden nacional como una Ong o entidades cercanas a los procesos. Sería bien visto que no fuera solo la ONU sino otros actores que acompañaran este proceso”, afirma Vargas.
Para este docente no debería descartarse la participación directa de integrantes de la Organización de Estados Americanos como una forma de darle aun más credibilidad al proceso de desarme y concentración que se avecina.
Después de que el Gobierno y las Farc se mostrasen de acuerdo con tener el Consejo de Seguridad de la ONU como veedor, y elevar la propuesta a este organismo, el camino a seguir es la respuesta de aceptación a la solicitud de ambas partes negociadoras. En esa premisa, aclara Vargas, los tiempos son distintos y todo depende del contexto en el que se mueva el proceso.
“Ha habido casos donde se dilata en el tiempo debido a la complejidad de los procesos de paz, pero ha habido casos donde es mucho más fácil y dan respuesta rápidamente. En este caso no es tan complejo y el tiempo prudencial sería un par de meses para que la ONU se pronuncie en función de acompañar el proceso y verificar el cese bilateral y el cese de hostilidades”, explica Vargas.
Contar con este “par de meses” como insinúa Vargas, es volver sobre el tema de la fecha para la firma del acuerdo final. El 23 de marzo próximo no sería el día exacto en el que se terminaría con más de 50 años de confrontaciones. Sin embargo, y como lo dijo en entrevista a EL COLOMBIANO el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, esa fecha es realista y muestra la decisión de las dos partes de avanzar, pero “no puede ser una espada de Damocles”.
Luego de la petición del Gobierno y las Farc para que el Consejo de Seguridad de la ONU sea el veedor de la dejación de armas y en ese camino el cese bilateral del fuego, el secretario general de este organismo, Ban Ki-moon, expresó el beneplácito por la petición y la acogió.
No obstante, acoger la solicitud no es sinónimo de aceptación, pero sí se va en esa dirección. La utilización de palabras usadas de modo sugerente hacen deducir que la ONU sí aceptará hacer parte de los organismos internacionales que realizarán la misión de verificación, como lo explica Andrés Molano, profesor de Derecho Penal Internacional de la Universidad del Rosario.
A la discusión sobre la veeduría realizada por la ONU, el expresidente y senador, Álvaro Uribe Vélez, le hizo algunos reparos, específicamente en la dejación de las armas y pidió que el Gobierno aclare si las Farc las van a entregar las armas a un tercer país “o las va a dejar con el compromiso de no usarlas con vigilancia internacional. Sería peligrosísimo”.
La solicitud de verificación es el paso anterior al cese el fuego bilateral y dejación de armas. Un paso cercano que conduce a la recta final de los diálogos. Así lo afirmó el presidente Juan Manuel Santos cuando en diciembre reiteró que el proceso de paz no tiene reversa.
Amo el periodismo, y más si se hace a pie. Me encantan los perros, y me dejo envolver por una buena historia. Egresado de la Universidad de Antioquia.