El alto el fuego bilateral es —y ha sido durante toda la negociación con las Farc—, uno de los puntos más cruciales por los cuales ha pasado el proceso y ha llevado a veces a generar tensiones en la mesa por las acciones militares de la guerrilla, pero también de las Fuerzas Militares.
En los 938 días que llevan los diálogos con las Farc en La Habana, el grupo guerrillero ha declarado cuatro cese el fuego unilaterales (el último se rompió por la muerte de 10 militares en Cauca tras un ataque), y en esa dirección, ha solicitado la misma respuesta del Gobierno colombiano.
El presidente Juan Manuel Santos ha insistido en que no habrá un cese el fuego bilateral hasta que no se firme el acuerdo final. De haberlo “deja a los colombianos expuestos a que si fracasa el proceso, le habremos dado una gran ventaja militar a la guerrilla”.
Sin embargo, desde febrero de 2015 comenzaron a darse gestos de desescalamiento del conflicto, como la suspensión de bombardeos a campamentos de las Farc, acción reactivada el 14 de abril tras el ataque en Cauca en el que murieron 10 soldados.
La petición de un cese el fuego bilateral no es un asunto exclusivo del proceso de paz colombiano. En el 2014, se tomó esta decisión en nueve conflictos armados del mundo, como lo reseña el “Anuario 2015 sobre procesos de paz”, publicado por la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona.
“Se realizaron 34 acuerdos de alto el fuego bilaterales con grupos armados de 11 países; de Fuerzas Armadas entre dos países; y tres alto el fuego unilaterales (Farc, TTP y PKK), con lo que el 91,9 % de dichos acuerdos han sido bilaterales, lo que muestra que es el tipo más usual de alto el fuego. Los casos de las Farc (Colombia), TTP (sur de Tailandia) y PKK (Turquía), son las únicas excepciones a la regla general”, explica Vicenç Fisas Armengol, director de la Escuela.