Así lo demostró un estudio publicado en la revista Nature Communications, liderado por la Universidad de Nottingham (Reino Unido), que analizó resonancias cerebrales de casi mil personas y halló que, durante la pandemia, sus cerebros envejecieron en promedio 5,5 meses más rápido, incluso en quienes no se infectaron con SARS-CoV-2.