viernes
8 y 2
8 y 2
La semana de Pascua que arranca será –sin lugar a eufemismos, ni exageraciones– verdaderamente determinante para los intereses del presidente Gustavo Petro en el Congreso. En juego está, nada menos, que el futuro de sus reformas y la estabilidad de sus ahora frágiles y menoscabadas mayorías legislativas. En otras palabras, lo que se disputa es la gobernabilidad para lo que resta de su aún incipiente mandato y los votos para hacer realidad el “cambio” que pregonó una y otra vez en campaña.
Todo gravitará alrededor de los cónclaves que, entre martes y miércoles, sostendrán –por separado– los 3 partidos que dan piso a su bancada en el Congreso: los liberales, conservadores y la U, quienes definirán cómo y bajo qué condiciones apoyarán o rechazarán la controvertida reforma a la salud del Presidente.
Esa primera decisión marcará no solo el derrotero de las 3 colectividades frente a otras reformas, como la pensional y laboral, sino también el tono y el respaldo para las demás iniciativas que vienen en camino en lo que resta de gobierno.
De por medio, aunque se habla en voz muy baja y el “gobierno del cambio” se muestra aséptico y renuente, está la mermelada y la dulce burocracia –como admitieron al menos 3 fuentes de esos partidos consultadas para este artículo–, así como las propuestas y ofertas que se hagan desde la Casa de Nariño a cambio de las mayorías. Y no es para menos.
Juntos, liberales, conservadores y la U, representan 36% de todos los votos en el Senado (1 de cada 3), mientras que en Cámara el 40% (2 de cada 5). Basta con que esas bancadas se unan a la oposición –Centro Democrático y Cambio Radical– para consolidar mayorías y echar al traste cualquier proyecto del Gobierno.
De allí la trascendencia de las reuniones y lo que logren transar Petro y los suyos antes del acabose. Sin embargo, el escenario parece adverso y un vistazo a lo ocurrido las últimas semanas así lo corrobora.
Un triunfo agridulce
Previo a la Semana Santa, en las postrimerías del viernes 31 de marzo, el Gobierno logró radicar la ponencia positiva de la reforma a la salud. En ese entonces, todo jugaba en contra para el Jefe de Estado: pese a los encuentros y reuniones que él mismo lideró, los jefes de los partidos –César Gaviria, Liberal; Efraín Cepeda, Conservador, y Dilian Francisca Toro, la U– dieron un paso al costado y amenazaron con presentar su propia reforma.
¿La razón? Su evidente molestia porque los cambios que habían acordado de tú a tú con Petro no se reflejaban en el borrador que les presentó la ministra Carolina Corcho. No obstante, a última hora se radicó el documento en la Comisión Séptima de la Cámara –donde la reforma tendrá su primer envión– y, contra todo pronóstico, la respaldaron con su firma (además de los 4 congresistas del Pacto Histórico) 2 ponentes de los partidos Conservador y la U: Gerardo Yepes y Camilo Ávila, respectivamente (ver Protagonistas).
Lo que pareció un triunfo y una jugada a 3 bandas para el Gobierno, al final no tuvo los resultados esperados. Sí, radicaron la ponencia positiva, pero los dos congresistas quedaron en entredicho –en redes sociales no los bajaron de traidores– y quedó al descubierto la estrategia del Gobierno: saltarse a los partidos, y negociar uno a uno con los representantes. Una maniobra que, sin lugar a dudas, disgustó a los jefes de las colectividades y de allí los cónclaves de la semana que arranca.
La ‘jugadita’ también puso de presente cuestionamientos alrededor de por qué Yepes y Ávila prefirieron respaldar al Gobierno. ¿Qué les dieron? “Nada. Cero. La pregunta sobra. Tomé la decisión, como lo hizo el representante Yepes, con total convicción, creyendo que este país requiere un cambio urgente”, explicó a EL COLOMBIANO Ávila.
No obstante –como muestra del escrutinio y los ojos que se posan sobre la Comisión Séptima–, se reveló que hasta hace poco Ávila figuraba como representante legal de una compañía de aeronaves (Aerovías Regionales del Oriente S.A.S), que tuvo contratos con entidades, hospitales públicos y hasta una EPS, justamente estas últimas a las que el Gobierno quiere ponerle los santos óleos.
“Fui representante legal de esa empresa hace más de dos años. Sí, le prestó servicios a EPS. Pero fui representante y renuncié. Dejé mi representación de acuerdo con lo que exige la ley (...) no tengo ningún interés en eso”, manifestó el congresista de la U.
Por si fuera poco, se conoció también que, aunque no firmó la ponencia, el representante liberal Germán Rozo –también de la Comisión Séptima–, habría sostenido un encuentro de carácter político con la ministra Corcho. Según denunció con fotografías el diputado araucano Juan Quenza, con la excusa de una audiencia pública sobre la reforma, Corcho terminó reunida con su grupo político en una casa que “es propiedad de una candidata a la Alcaldía de Arauca, Ehiana Galeano, donde también estaba el representante Germán Rozo, así como también Renzo Martínez, candidato a la Gobernación”.
Pese a que el congresista negó tajantemente que de por medio hubiese mermelada, la clandestinidad del encuentro y que hayan participado candidatos sigue generando sospechas y afianzando la idea de que detrás de los apoyos hay otros intereses y ofertas.
La última carta
En medio de este ambiente crispado, el Gobierno se juega una última carta en caso de que no haya reconciliación con los jefes de los partidos: presionar para que los congresistas puedan votar en libertad la reforma a la salud, lo que implica que no estén sujetos a votar en bloque según las directrices de sus movimientos (ver Para saber más).
Si bien el expresidente Gaviria, jefe natural del Partido Liberal, expresó a la emisora W Radio que, como está, la iniciativa “arrasa la salud y no se vota”, al interior de la colectividad hay voces que piden votar de manera individual.
Coros de ese calibre se han escuchado en las huestes conservadoras y en la U, donde inclusive hay amenazas de congresistas que reclaman que si no quedan en libertad para votar la iniciativa apostarían a la objeción de conciencia.
Por si fuera poco, en la Alianza Verde –partido también de gobierno– hay divisiones frente a la reforma a la salud y justamente este lunes, acompañados por la coalición Centro Esperanza, tendrán su propio cónclave en búsqueda de acuerdos. A ello se suma que el expresidente Álvaro Uribe, cabeza del Centro Democrático, ha arreciado en sus reparos contra el proyecto de la ministra Corcho.
Contra todos estos factores deberá navegar Petro, quien –al igual que el presidente del Senado, Roy Barreras– ha advertido, con tono de amenaza, que el hundimiento de las reformas podría conducir a otro estallido social. De hecho, el Jefe de Estado ya hizo una nueva convocatoria a las calles y el próximo 1 de mayo protagonizaría otro balconazo.
Es por todo esto que las reuniones de los partidos serán decisivas: bien podrían sellar una dulce reconciliación o terminar en un tormentoso divorcio. La disyuntiva para el Primer Mandatario será entre concertación y un recurrente llamado a la movilización. Está claro lo que haría el Petro candidato, pero ¿a qué apostará el Petro presidente?
¿Cómo funciona el régimen de bancadas?
En 2005 –buscando fortalecer las agendas programáticas de los partidos y combatir intereses individuales–, el Congreso promulgó el régimen de bancadas. Esa norma no es otra cosa que la obligación que tienen los miembros de una bancada de acatar los estatutos de su partido y sus mecanismos para tomar decisiones colectivas.
Si bien generalmente prima la libertad para que los dirigentes voten según su punto de vista alguna iniciativa, hay unos casos en los que, fieles a sus estatutos, deben votar en bloque y actuar en grupo según acuerde la mayoría, de lo contrario, hay sanciones como la expulsión.
No obstante, se consagró la objeción de conciencia cuando un dirigente considere que la decisión es contraria a sus creencias o convicciones. En los liberales es la bancada la que vota para determinar si hay lugar al ámbito de una objeción de conciencia. En la U es un directorio el que lo decide y en los conservadores, procede por razón de creencias religiosas y en los casos de votación en ejercicio de funciones judiciales.
Partido Liberal: ¿se atreverá a rivalizar con Gaviria?
Aunque en los liberales hoy prima la disciplina y se acogen, casi como órdenes, a las directrices de César Gaviria, hay quienes piden votar la reforma en libertad.
Una de ellas sería la representante María Eugenia Lopera, de la Comisión Séptima y quien es cercana al controvertido exsenador y hoy candidato a la Gobernación de Antioquia, Julián Bedoya. Al parecer, dentro de las reuniones de bancada la congresista habría pedido que se respalde el proyecto de Corcho.
Inclusive, un grupo que se autodenomina como “Liberales progresistas” le pidió a Gaviria dejar de “manosear al partido” y que los deje debatir las reformas. En otras palabras, que queden en libertad para votar.
Pese al pataleo, un curtido senador de la colectividad le dijo a este diario que es casi un hecho que se votará en bancada: “Nadie quiere ni está en condiciones de casar pelea con Gaviria”, dijo.
En La U se gana la disciplina, pero también piden libertad
Si bien el representante Ávila le aseguró a EL COLOMBIANO que es partidario de que la colectividad los deje en libertad para votar, parece que será una pelea que dará en solitario. Allí se impone la decisión de votar en bancada, pues es una carta con la que podrían negociar burocracia con el gobierno: “No queremos mermelada. Eso suena como una ilegalidad. Simplemente burocracia para tener influencia en el Gobierno”, defendió un congresista.
Por su parte, el representante Víctor Manuel Salcedo, de la Comisión Séptima y quien hace las veces de vocero, dijo a título personal que lo mejor será adoptar una decisión como bancada; sin embargo, aseguró que no están cerrados a discutir la posibilidad de que puedan votar en libertad.
De acuerdo con las fuentes consultadas, se impondrá la determinación de la directora Dilian Francisca Toro, quien ha insistido en que el Gobierno incluya las recomendaciones para construir la reforma y que no se acaben las EPS. Toro también expresó molestia y desautorizó la firma de Ávila frente a la ponencia positiva.
Conservadores: ¿Se impone la objeción de conciencia?
El presidente de los godos ha sido enfático en que, si no se acogen sus recomendaciones al articulado de la reforma, votarán en contra. Insistió en que, sea cual sea la decisión de la bancada, esta es obligatoria. Sin embargo, el representante Yepes ya advirtió –en tono desafiante– que si el partido vota en bloque como bancada y no de forma individual, recurrirá a la objeción de conciencia. En respuesta, el senador Germán Blanco, uno de los pesos pesados de la colectividad, declaró que no hay nada “más lejos de la realidad”, pues la objeción de conciencia “se estipula cuando se atenta por razones éticas, morales, religiosas o filosóficas”, y este no es el caso.
Camilo Esteban Ávila
Partido de La U
Consiguió una curul en representación del Vaupés con apenas 3.720 votos. Fue investigado por la Contraloría por supuestos vuelos fantasma entre la aerolínea de la que era representante legal y una EPS. La cuantía del daño era de $4.781 millones.
Gerardo Yepes Caro
Partido Conservador
Llegó a la Cámara con 39.425 votos. Fue diputado del Tolima y es cercano al clan del exgobernador Óscar Barreto. En plena campaña se conoció una foto suya con Alberto Santofimio, determinador de la muerte de Luis Carlos Galán.
Comunicador social y periodista de la Universidad Central, especializado en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos de las universidades Externado y Columbia.