La fisura diplomática entre Colombia y Guatemala por la decisión dela Fiscalía de esa nación de abrir una investigación contra el ministro de Defensa, Iván Velásquez, continúa y tiene a los dos países al borde de una ruptura de relaciones.
Este miércoles el presidente, Gustavo Petro, le dijo a su par guatemalteco que “nuestro ministro de Defensa se respeta y el presidente se respeta. No vamos a rodear la soberanía nacional ante una acción corrupta, provenga de quien provenga y se saben ya los nombres exactos”.
Petro envió ese mensaje desde Suiza, donde participa del Foro Económico Mundial, y después de que el mandatario de la nación centroamericana, Alejandro Giammatei, lo tildara de “guerrillero” por manifestar que la Casa de Nariño no aceptará una orden de captura contra su funcionario.
“Voy a dejar que el presidente Petro siga cometiendo el error de un guerrillero, pero que es poco político. No voy a caer en el juego. Las diferencias entre las naciones deben ser resueltas por la vía diplomática para evitar que los conflictos escalen después a lugares donde ya es difícil salir”, le dijo Giammatei a Petro durante una entrevista con la agencia EFE.
La polémica entre Colombia y Guatemala comenzó en la noche del lunes cuando el fiscal de ese país, Rafael Curruchiche, señaló a Velásquez por los delitos de obstrucción de justicia, conspiración y abuso de autoridad, relacionándolo con presuntas irregularidades que habrían ocurrido durante su trabajo jefe de la Cicig, la comisión que creó Naciones Unidas para investigar la corrupción relacionada con Odebrecht.
Esa medida fue tomada por el Ministerio Público a pesar de que la labor como comisionado internacional de la Cicig le daba una inmunidad perpetua ante la justicia de Guatemala. Es más, al ministro se le acusa de interferir en las investigaciones a favor de los empresarios brasileños, a pesar de que parte de su trabajo consistía en hablar con los presuntos corruptos para llegar a acuerdos de colaboración con la justicia.
Con ese contexto detrás, el presidente Petro aseguró que “están es vengándose de una acción contra la impunidad tomada por Naciones Unidas, no por el Gobierno de Colombia, pero con un ciudadano colombiano al frente que merece todo el respeto por su accionar. Esas venganzas de politiqueros y corruptos no las vamos a aceptar, más cuando intentan vulnerar la soberanía nacional”.
Y continuó: “Ellos toman sus decisiones y nosotros las nuestras, pero deben tener un mensaje claro: la soberanía de Colombia se respeta y nuestro deseo porque la transparencia pública ocurra es genuino, respetable, no tiene por qué venir a ponernos presos a las gentes que luchan contra la corrupción en el mundo”.
La Casa de Nariño tomó el expediente contra Iván Velásquez como un asunto de Estado. El mandatario considera que hay “una orden de captura contra un funcionario del Gobierno, así que sí está implicado el Gobierno y nosotros actuamos como Gobierno”.
En medio de la discordia, Giammatei llamó a Petro a la “cordura” diciéndole que “esto es un problema que puede ser visto desde las cancillerías y cualquier explicación que requieran con mucho gusto se puede dar”.
La disputa política interna en Guatemala por Odebrecht terminó salpicando las relaciones internacionales con Colombia. No obstante, desde el país centroamericano ven con cautela la determinación tomada por el fiscal Curruchiche, quien está en la mira de la Casa Blanca por sus presuntos nexos con casos de corrupción.
Desde el Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep) el experto Rubén Hidalgo le dijo a este diario que “el caso del ministro fue manejado inadecuadamente, él es una personalidad acá en Guatemala y un alto funcionario colombiano. Se priorizó el efecto mediático en Guatemala y no se consideró el efecto en Colombia, especialmente”.
Hidalgo llama la atención sobre que “el pulso de poder que se está librando en Guatemala saltó a Colombia y tiene hoy día un efecto de política internacional entre dos Estados que nunca fue previsto por el Ministerio Público en Guatemala”.