El procurador general sigue siendo uno de los críticos más severos de la forma como marcha el diálogo entre el Gobierno y las Farc. Mientras espera que el presidente Santos le responda las 45 preguntas que hizo sobre ese proceso, también lanza señales conciliatorias, como que “el mecanismo de refrendación no puede ser un escenario de una nueva guerra entre los partidarios y críticos de lo que se acuerde”.
¿Qué piensa del ataque cometido por las Farc contra el Ejército en el Cauca?
Es un nuevo acto de barbarie que nos arrebató a once miembros del Ejército Nacional; ratifica el por qué la sociedad tiene desconfianza y plantea inquietudes frente al proceso de paz. Dejo una reflexión: si el secuestro del general Alzate significó la suspensión del proceso de paz, ¿qué puede significar el cruel asesinato de once soldados de la Patria?
¿Cuál será la propuesta de la Procuraduría sobre el castigo que deben tener miembros del Secretariado y comandantes de frentes?
Mire, muy sencillo. En materia de justicia transicional hay que aplicar las dos sentencias de la Corte Constitucional relativas al Marco Jurídico para la Paz y que hoy las quieren birlar, las quieren quitar del camino con malas artes. Debe haber proporcionalidad entre la pena a imponer y la gravedad del crimen cometido, como indicó la fiscal ante la Corte Penal Internacional. Eso implica que la cúpula no puede gozar de penas simbólicas como trabajo comunitario o excusas públicas. Frente a los crímenes atroces se requiere cárcel efectiva. Y no nos engañemos, cárcel es cárcel, no construir una nueva ‘Catedral’ para los responsables de tanta barbarie.
Si el presidente Santos le responde las 45 preguntas formuladas sobre la negociación con las Farc, ¿la Procuraduría quedará tranquila y apoyará el resto de ese proceso?
La respuesta puntual y precisa a las 45 preguntas no es un peaje para apoyar o criticar el proceso. Es una obligación constitucional del señor presidente. Es, además, una oportunidad que tiene el Gobierno para generar confianza ciudadana en las conversaciones con las Farc. Si el presidente insiste en negarse a contestarlas le hace un mal al proceso, afecta su transparencia y aumenta el escepticismo. ¿Cómo avanzar hacia un Pacto para la Paz con los críticos del proceso si el Gobierno no está abierto a dialogar sobre preguntas concretas?
¿Mantiene usted su sensación de “perplejidad” sobre la exclusión de los diálogos de los negociadores Jorge Enrique Mora y Óscar Naranjo?
La Procuraduría pidió al presidente claridad sobre la participación de los dos generales en un momento en que la opinión pública la requería. Lo hicimos para bien del proceso, consideramos que era urgente para evitar que se afectara más la confianza ciudadana. Celebro que el presidente haya señalado que el general Mora estará de forma permanente en la Mesa de Conversaciones.
Sobre el mecanismo de ratificación (consulta popular, referendo o constituyente) para los acuerdos a los que lleguen el Gobierno y las Farc, ¿cree que los colombianos que no están de acuerdo tendrá manera de ser escuchados?
El mecanismo de refrendación no puede ser escenario de una nueva guerra entre los partidarios y críticos de lo que se acuerde. No debe profundizar las diferencias, sino contribuir a la construcción de consensos. Tampoco puede jugar a barrer a los críticos con la excusa de la paz. La firma de un acuerdo o inclusive su refrendación no es garantía de reconciliación; por el contrario, si se hace con torpeza puede ser fuente de nuevos conflictos y divisiones en la sociedad.
¿Cómo analiza la reciente decisión de la Corte Constitucional sobre los mecanismos de participación ciudadana? ¿Le abre camino a una constituyente para ratificar esos acuerdos con las Farc?
Más allá del debate jurídico sobre cuál sea el mecanismo o mecanismos de refrendación, es conveniente que resulte de un Pacto para la Paz entre todos los sectores de la sociedad colombiana, incluidos de forma principal los críticos del proceso. Hay que pensar cómo blindar los acuerdos y la única forma posible es un candado jurídico–político, precisamente un Pacto para la Paz entre los críticos del proceso y sus defensores.
¿Qué responde a las afirmaciones de que usted está haciendo política? ¿Piensa ser candidato presidencial?
Me llama la atención el afán del presidente Santos de candidatizarme. ¡Lo veo muy entusiasta! Se lo agradezco, pero no, muchas gracias. La única candidatura que acepto es la de ser el mejor procurador. Esa es mi tarea y a eso estoy dedicado. No me voy a dejar distraer de mis funciones constitucionales y como dije hace algunos días, cuando recordaba alguna frase de una canción de Shakira y Alejandro Sanz: ‘Te lo agradezco, pero no’. Déjenme seguir siendo procurador, que yo los dejaré seguir siendo lo que sean.