Por cuenta de las dificultades en el abastecimiento de agua en Bogotá, que obligaron a retomar el esquema de racionamiento, este viernes el presidente Gustavo Petro le propuso a la Alcaldía de Carlos Fernando Galán decretar situación de desastre en la capital del país.
De acuerdo con el primer mandatario, Bogotá hoy es la ciudad más grande del mundo que se queda sin agua. Por ello, señaló que es urgente decretar un proceso de emergencia, considerando además que las lluvias que actualmente se presentan en la ciudad y municipios cercanos “no devolverán el embalse de Chingaza a niveles normales antes de la nueva temporada de sequía en enero”.
Por ello, propuso decretar la situación de desastre, lo que implicaría “juntar presupuestos nacionales, distritales y municipales con las acciones comunales y asociaciones de edificios”. A ello se sumaría la contratación de sistemas permanentes de recolección de aguas lluvias “para su uso en la limpieza del hogar y otros menesteres que no necesitan del agua potable”.
El jefe de Estado reconoció que abordar un problema “tan complejo para millones de habitantes” no es fácil. En ese sentido, sostuvo que a largo plazo se pueden adoptar medidas como “revitalizar la selva amazónica hasta su borde occidental, desestimular la expansión urbanística o mejorar el río Bogotá”.
Sin embargo, en el corto plazo señaló que se puede mejorar la situación del embalse de Chingaza –una de las principales fuentes de abastecimiento de agua para la capital embalse de Chingaza y alargar su vida útil. Eso sí, solo “si se logra una alianza con la organización ciudadana”.
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“Si las acciones comunales y la organización ciudadana en general se moviliza con los recursos públicos, podremos mejorar sustancialmente, en esta época de lluvias, los niveles del embalse”, agregó Petro, quien recordó las dificultades del río Paraguay y el río Amazonas a nivel regional.
En respuesta, el alcalde Galán no descartaría decretar la situación de desastre. “Muy bien. Hora de trabajar juntos, señor alcalde de Bogotá. La sed no da espera”, contestó Petro.
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Recientemente, Galán confirmó que hay 64 concesiones activas para la extracción de agua subterránea en Bogotá, de las cuales una fue aprobada en los primeros nueve meses de su mandato.
Lo anterior, ante la controversia sobre las concesiones para la explotación de aguas subterráneas en la ciudad. Esto se intensificó al conocerse que empresas de bebidas gaseosas extraían este recurso a precios muy bajos, mientras la población enfrentaba un racionamiento de agua.
El alcalde también señaló que esta extracción representa menos del 1% del consumo total de la ciudad y aclaró que el agua extraída no es apta para consumo humano, lo que obliga a los privados a asumir los costos de su tratamiento y potabilización.
Galán indicó que las concesiones tienen un límite de extracción de 15,000 m³, de los cuales las empresas suelen extraer unos 6,000 m³, pagando alrededor de $70 por metro cúbico. Aunque este valor corresponde al acceso a agua no potable, el alcalde lo considera “algo bajo”.