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Lo que no debe ir en la lonchera de su hijo

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05 de febrero de 2017
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Los niños y jóvenes están de regreso a clases y para muchos papás significa que volvió el dilema diario de qué les van a empacar en la lonchera para que crezcan sanos y fuertes.

Aunque es bien sabido que los alimentos no procesados y las frutas son excelentes opciones para la media mañana de los estudiantes, lo que no está muy claro es cuáles productos deberían evitarse en las loncheras.

Hablamos con Sandra Ramírez, nutricionista de la empresa de tutorías nutricionales Nutralser, quien nos hizo la lista de lo que deben evitar los papás en la lonchera de sus hijos y de paso nos dio varios tips para lograr una alimentación escolar más saludable.

Tartracina o amarillo número 5

Puede que no le suene eso de tartracina o amarillo número 5, pero seguro sí conoce los mecatos de paquete con sabor a queso y color anaranjado.

Pues esos mecatos, además de contener muchas grasas saturadas -que aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares-, logran su color anaranjado con tartracina, una sustancia que, según investigaciones, puede provocar hiperactividad en los niños.

El resultado es un producto rico en calorías y grasas, pobre en contenido nutricional y con una sustancia que podría incrementar el riesgo de que su hijo se vuelva hiperactivo y rinda menos en el colegio. Además, las porciones de mecato suelen ser demasiado grandes para un niño de primaria.

Bebidas azucaradas

Los jugos de cajita “con adición de fruta” y vitaminas son, según Ramírez, más azúcar que nutrientes. “Las mamás creen que están dando jugos naturales, pero el porcentaje de fruta es muy bajito y el de azúcar demasiado alto”, explica la nutricionista.

Por eso, lo más recomendable es que los niños lleven al colegio jugos naturales hechos en casa o productos lácteos, como yogur o avena.

Gaseosas

Si los jugos de cajita son malos, las gaseosas son aún peores. Además de que tienen un alto contenido de azúcar -una gaseosa puede tener tres o cuatro porciones de azúcar cuando un niño pequeño debería consumir una sola porción- el aporte nutricional en términos de vitaminas es nulo.

“Los niños más grandecitos (de 10 años en adelante) necesitan tres porciones y media de azúcar cada día, así que con una sola gaseosa pueden estar cubriendo todos los requerimientos de azúcar diarios”, dice la nutricionista.

Grandes porciones

Según la nutricionista, otro error muy común que cometen los papás es empacar porciones demasiado grandes para los niños.

“Lo importante es escoger porciones pequeñas que los niños se pueden consumir”, dice Ramírez. Por ejemplo, en vez de empacar un pastel hojaldrado de tamaño normal, los papás deberían mandar en la lonchera pasteles pequeños que se adecuen a sus requerimientos calóricos.

Alimentos procesados

La nutricionista recomienda evitar los alimentos procesados y darles prioridad a los que se puedan preparar en la casa, “lo más natural”. Por ejemplo, dice Ramírez, “si yo le voy a mandar unas papitas, no comprarlas procesadas de paquete, porque tienen más calorías y grasas saturadas. Le puedo mandar las papitas fritas, pero hacerlas yo misma en casa”.

Frutas que se fermentan

No todos los jugos naturales son tan buenos como parecen. Algunas frutas, como la mora, se fermentan fácilmente y pierden todas sus vitaminas. Por eso, Ramírez recomienda mandarles a los niños jugos de frutas que no se dañen con el calor, como el mango, y que estén recién hechos.

Dulces concentrados

Una dieta balanceada no implica negarles a los niños los pequeños placeres de la vida. Tres veces a la semana la lonchera puede incluir alguna golosina, pero que preferiblemente tenga vitaminas, como un chocolate a base de leche, un bocadillo, una gelatina o un arequipe.

Hay que evitar los dulces concentrados -bombones y confites- porque tienen mucha azúcar y ninguna carga nutricional.

La nutricionista asegura que si el dulce se incluye en las preparaciones, es mucho mejor. Por ejemplo, un pastelito de guayaba ya tiene la porción de dulce, o un perro pequeño se puede acompañar con una cucharada de salsa de piña.

Lo que sí debe ir: el agua

Según las Recomendaciones de Ingesta de Energía y Nutrientes (RIEN), un niño menor de 8 años debe consumir entre 1 y 2 litros de agua todos los días; entre los 9 y 13 años el consumo debe ser de 2.5 litros, y entre los 14 y 18 años los jóvenes deben tomar cada día hasta 3.5 litros de agua, contenida en alimentos y jugos.

Por eso Ramírez recomienda empacarles en la lonchera una botellita de 500 mililitros de agua, para mantenerlos bien hidratados.

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