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Las muertes provocadas, ¿qué hacer para evitarlas?

En el Día internacional para combatir este fenómeno, el mundo se une para evitar que estas conductas aumenten. Es una condición prevenible.

10 de septiembre de 2015
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Ese asunto de quitarse la vida no es algo reciente, ha acompañado al ser humano casi desde su mismo origen y según los expertos, es posible que exista siempre, pues “los trastornos mentales son el primer condicionante para este fenómeno”, explicó Jorge Ospina Duque, profesor e investigador del departamento de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

Se sabe también que en esta conducta inciden múltiples causas: biológicas, psicológicas, sociales y culturales. Además es frecuente en la población más joven y los mayores de 65 años.

“Las personas que están en ese grupo de riesgo tienen una pobre red social, es decir, que tienen poco apoyo de la familia, no la tienen o tienen una muy disfuncional. También las personas que tienen abuso de alcohol, drogas o que viven solas. Es importante, además, que las personas reciban ayuda psicológica cuando tienen varias pérdidas, la acumulación de ellas predispone a esta conducta. Por ejemplo, perdió un familiar y después el empleo, todas suman y aumentan el riesgo.

Otro factor importante son los intentos previos. En las personas que han tenido muerte provocada y se les hace una autopsia psicológica se encuentra que casi siempre registran estos antecedentes. Por lo tanto, un intento de este tipo es una urgencia médica y siempre debe recibir atención psiquiátrica”, advirtió Miguel Ángel Sabogal García, presidente de la Asociación Colombiana para la Salud Mental.

En la población adulta, además de esas causas, también se cuentan soledad, abandono, pérdida de productividad y de autonomía, divorcios, pérdidas o separación de sus hijos, enfermedades y dolores crónicos.

¿Cómo identificarlo?

Si de ayudar a prevenir el incremento en este número de casos se trata, reconocerlo de manera oportuna es fundamental. Entre las primeras señales de alarma, los expertos hablan de funcionamiento disminuido, es decir, el adolescente al que le iba bien en el colegio y de repente sus notas caen; o el adulto que antes era un trabajador productivo y comienza a decaer. También se cuenta el abuso de drogas o alcohol y los problemas para dormir. El insomnio, por ejemplo, es un predictor no específico para una conducta en la que se quiera terminar con la vida, pero sí en general de problemas mentales.

Para prevenir un desenlace fatal, es importante que las personas recuperen un estilo de vida saludable, pues está llevando al aumento de patologías mentales y físicas. Otra recomendación es tener por cada 8 horas de trabajo por lo menos una de esparcimiento, invertir tiempo en la vida social y recuperar amistades. Compartir con otras personas es una necesidad psicológica importante y algunos la pasan por alto. Hacer deporte por lo menos tres veces a la semana, tener un hobbie, una actividad que haga por placer y por supuesto, evitar el consumo de drogas y alcohol.

“Ochenta por ciento de quienes acaban con su vida han comunicado su intención al sector de la salud y a su círculo cercano. Las advertencias por este tipo de pacientes hay que tomarlas muy en serio y acudir al profesional de la salud mental. El tratamiento debe ser una mezcla de tratamiento piscofarmacológico y psicoterapéutico. Hay que hacer un seguimiento estrecho del riesgo”, .concluyó Jorge Ospina Duque .

Infográfico
800
mil personas mueren cada año por esta causa, señala la Organización Mundial de la Salud.
Natalia Ospina Vélez

Interesada en los temas médicos de carácter nacional e internacional. Me gusta, a través de historias con amplia investigación, destacar los avances y logros en la medicina.

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