Ana María Ruiz es una enfermera española que se volvió popular como bibliotecaria durante la pandemia. En 2020, cuando el covid-19 estaba en su punto más agresivo en España, el gobierno de Madrid dispuso un hospital de campaña en el centro de eventos Ifema. Hasta allá llegó Ana María como parte del personal sanitario. Y allí se dio cuenta de lo necesario que eran los libros en aquel momento, por lo que se propuso, con la ayuda de compañeras de un club de lectura al que asistía, recopilar libros para ofrecer a las personas que desearan y pudieran leer.
La iniciativa terminó llamándose Biblioteca Resistiré, y los detalles están narrados en un libro que lanzó en la pasada Feria del Libro de Madrid: Libros que salvan.
Ella es una de las invitadas centrales del Congreso del Año Iberoamericano de las Bibliotecas, que se realiza hasta mañana de manera virtual, y reúne a más de 25 expertos de 16 países. Esta actividad es el evento central de este año, que está dedicado a celebrar y reflexionar sobre el rol de las bibliotecas en el desarrollo de las comunidades, un año declarado en la XX Cumbre de Ministras y Ministros de Cultura de Iberoamérica.
“Ojalá algunos de mis autores preferidos pudieran explicarme cómo reflejar tanto sentimiento en el papel...”, escribe en su libro. ¿Qué fue lo más difícil de contar sobre la experiencia de la Biblioteca Resistiré en el hospital de campaña?
“Hablar de emociones es complicado y mi intención era impregnar al lector de momentos bonitos, emotivos y esperanzadores, de manera que lo más difícil fue NO expresar aquellos menos agradables y que nunca quise compartir con el que tuviera mi libro en sus manos. Todo suma, y en un libro donde los protagonistas son los libros no podía permitirme transmitir mis miedos, tristezas y momentos desagradables vividos en aquella aventura”.
Hay una frase que escribe recordando a uno de los primeros pacientes con los que se encontró: “...No solo se curaba la enfermedad, también la tristeza”. Pensando en la pandemia, ¿cuál es el rol en general de una biblioteca?, ¿de qué nos puede curar hoy?
“Tengan por favor en cuenta que yo soy enfermera-lectora amante de los libros, pero permítanme que les diga que pienso que el rol en general de una biblioteca es el de disponer de manera universal y gratuita obras que bajo mi punto de vista son compañeros en potencia de aquel que la lea. Sin ninguna duda nos cura de la soledad, la tristeza y el desconsuelo, como conté que ocurrió en el hospital de campaña Ifema, pero esto viene de la antigüedad... En la biblioteca de Tebas había una frase que decía ‘medicina para el alma’. Los beneficios de la biblioterapia están más que demostrados y respaldados por la evidencia científica. Leer cura, más bien, leer CUIDA, porque como dije en una gala muy importante de la cultura española, Gala Goya 35, la cura no siempre es posible pero sí lo son la compañía, el consuelo y el CUIDADO. Y siempre, pero especialmente en estos tiempos de pandemia, de aislamiento y soledad, con gran afectación de la salud mental de la población tras lo ocurrido, las bibliotecas las entiendo como coadyudantes de los cuidados médicos, dispensarios de alimento para el alma”.
Uno de los propósitos de la Biblioteca Resistiré fue encontrar la obra para cada paciente. ¿Cómo acercar la lectura a quien no lee?
“Sin presionar, como a los niños. A veces solo hay que ofrecer algo que conoces para, si tienes gusto de que lo disfruten, sepas respetar su decisión pero que tenga toda la información posible antes de tomarla. En muchos casos los pacientes no sentían interés por coger un libro, pero sí dedicaba unos minutos a charlar con él o ella y darme cuenta de que quizás una novela histórica podría llevarle de paseo por el Madrid de los Austrias (Madrid, la novela de Antonio Gómez Rufo) a una persona que vivía en la ciudad, o un libro de recetas de cocina a una señora que se preocupaba por lo que estuviera comiendo su marido, por ejemplo, hacía que poner en sus manos un libro fuera poner un acompañante que le daría conversación y le sacaría del espacio gris y sombrío que significaba estar allí”