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Esta enfermera se volvió bibliotecaria en la pandemia

Fue durante la pandemia, cuando descubrió el bien que le hacían las lecturas a sus pacientes. Escribió un libro de la experiencia.

  • Ana María ha recibido diferentes premios y fue invitada a entregar el Goya 2021 a mejor película. En la pasada Feria del Libro de Madrid presentó Libros que salvan. FOTO cortesía.
    Ana María ha recibido diferentes premios y fue invitada a entregar el Goya 2021 a mejor película. En la pasada Feria del Libro de Madrid presentó Libros que salvan. FOTO cortesía.
20 de octubre de 2021
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Ana María Ruiz es una enfermera española que se volvió popular como bibliotecaria durante la pandemia. En 2020, cuando el covid-19 estaba en su punto más agresivo en España, el gobierno de Madrid dispuso un hospital de campaña en el centro de eventos Ifema. Hasta allá llegó Ana María como parte del personal sanitario. Y allí se dio cuenta de lo necesario que eran los libros en aquel momento, por lo que se propuso, con la ayuda de compañeras de un club de lectura al que asistía, recopilar libros para ofrecer a las personas que desearan y pudieran leer.

La iniciativa terminó llamándose Biblioteca Resistiré, y los detalles están narrados en un libro que lanzó en la pasada Feria del Libro de Madrid: Libros que salvan.

Ella es una de las invitadas centrales del Congreso del Año Iberoamericano de las Bibliotecas, que se realiza hasta mañana de manera virtual, y reúne a más de 25 expertos de 16 países. Esta actividad es el evento central de este año, que está dedicado a celebrar y reflexionar sobre el rol de las bibliotecas en el desarrollo de las comunidades, un año declarado en la XX Cumbre de Ministras y Ministros de Cultura de Iberoamérica.

“Ojalá algunos de mis autores preferidos pudieran explicarme cómo reflejar tanto sentimiento en el papel...”, escribe en su libro. ¿Qué fue lo más difícil de contar sobre la experiencia de la Biblioteca Resistiré en el hospital de campaña?

“Hablar de emociones es complicado y mi intención era impregnar al lector de momentos bonitos, emotivos y esperanzadores, de manera que lo más difícil fue NO expresar aquellos menos agradables y que nunca quise compartir con el que tuviera mi libro en sus manos. Todo suma, y en un libro donde los protagonistas son los libros no podía permitirme transmitir mis miedos, tristezas y momentos desagradables vividos en aquella aventura”.

Hay una frase que escribe recordando a uno de los primeros pacientes con los que se encontró: “...No solo se curaba la enfermedad, también la tristeza”. Pensando en la pandemia, ¿cuál es el rol en general de una biblioteca?, ¿de qué nos puede curar hoy?

“Tengan por favor en cuenta que yo soy enfermera-lectora amante de los libros, pero permítanme que les diga que pienso que el rol en general de una biblioteca es el de disponer de manera universal y gratuita obras que bajo mi punto de vista son compañeros en potencia de aquel que la lea. Sin ninguna duda nos cura de la soledad, la tristeza y el desconsuelo, como conté que ocurrió en el hospital de campaña Ifema, pero esto viene de la antigüedad... En la biblioteca de Tebas había una frase que decía ‘medicina para el alma’. Los beneficios de la biblioterapia están más que demostrados y respaldados por la evidencia científica. Leer cura, más bien, leer CUIDA, porque como dije en una gala muy importante de la cultura española, Gala Goya 35, la cura no siempre es posible pero sí lo son la compañía, el consuelo y el CUIDADO. Y siempre, pero especialmente en estos tiempos de pandemia, de aislamiento y soledad, con gran afectación de la salud mental de la población tras lo ocurrido, las bibliotecas las entiendo como coadyudantes de los cuidados médicos, dispensarios de alimento para el alma”.

Uno de los propósitos de la Biblioteca Resistiré fue encontrar la obra para cada paciente. ¿Cómo acercar la lectura a quien no lee?

“Sin presionar, como a los niños. A veces solo hay que ofrecer algo que conoces para, si tienes gusto de que lo disfruten, sepas respetar su decisión pero que tenga toda la información posible antes de tomarla. En muchos casos los pacientes no sentían interés por coger un libro, pero sí dedicaba unos minutos a charlar con él o ella y darme cuenta de que quizás una novela histórica podría llevarle de paseo por el Madrid de los Austrias (Madrid, la novela de Antonio Gómez Rufo) a una persona que vivía en la ciudad, o un libro de recetas de cocina a una señora que se preocupaba por lo que estuviera comiendo su marido, por ejemplo, hacía que poner en sus manos un libro fuera poner un acompañante que le daría conversación y le sacaría del espacio gris y sombrío que significaba estar allí”

¿Hay algún libro que le hubiera gustado conocer o tener en aquel momento de funcionamiento del hospital de campaña para recomendarle a un paciente?

Muchos. Por decirle alguno, me habría encantado llevar La buena suerte de Rosa Montero, también Encuentros de Carmen Guaita o El pequeño libro de la felicidad de Angel Rielo, por citar algunos de los tantos que he leído tras el cierre del Hospital Ifema. Pienso que todos ellos habrían sido apropiados para realizar biblioterapia en aquellos momentos y me habría encantado ofrecérselos a determinados pacientes. También, si me lo permiten, el mío, Libros que salvan vidas, como un mensaje positivo y esperanzador a la par que evidenciar la importancia de la lectura en momentos delicados”.

En el libro recuerda el lema de la enfermería: «Si puedes curar, cura; si no puedes curar, alivia; si no puedes aliviar, consuela; y si no puedes consolar, acompaña». Se puede decir lo mismo de la lectura, de hecho, es una de las ideas centrales de su libro: leer cura, alivia, consuela, acompaña. ¿Se han encontrado en los meses recientes con pacientes del hospital y qué le han dicho sobre la compañía de los libros en aquel momento?

Sí, y ha sido muy bonito y especial. Tanto que uno de ellos, consciente de la labor que hicieron los libros en ellos, los pacientes, pero también el refugio que yo siempre he sentido en los mismos, me regaló una obra que tenía muchas ganas de leer, El infinito en un junco, de Irene Vallejo, como un gesto cuidador viniendo esta vez del enfermo en dirección a la enfermera.

Muchos pacientes me reconocieron que sin la lectura su tiempo allí habría sido más tedioso y difícil. Incluso otra de ellas ha escrito una novela y la ha publicado. Leer y escribir son actividades muy terapéuticas que dejaron mella en muchos pacientes”.

En las últimas semanas de funcionamiento del hospital, los libros de la Biblioteca Resistiré también pasaron a acompañar al personal sanitario. ¿Qué apoyo da literatura para la práctica de la enfermería o de la medicina en general?

“Me viene a la cabeza en este momento una frase que Kafka dijo sobre una obra del gran Strindberg: ‘Yo no leo por leer sino por acurrucarme en su pecho’. Muchos libros nos ofrecen una válvula de escape a nuestra situación, a nuestros fantasmas, que todos los tenemos. Otros nos enseñan mediante la empatía a resolver determinadas situaciones. Otros nos dan recursos de oratoria para transmitir información a los pacientes y/o familiares... la literatura es un apoyo fundamental en nuestra práctica, en mi caso totalmente necesario. Les contaré en mi intervención el Congreso que tengo de acercamiento a la lectura a enfermos y familiares en hospitales. No sé en los otros países de Iberoamérica, pero en España son poco más de 50 hospitales que disponen de bibliotecas para pacientes. Tienen medios audiovisuales, pero no libros, y estoy trabajando en ello desde la necesidad que quedó más que evidenciada con la experiencia en Ifema”.

Teniendo en cuenta que el principal servicio de la Biblioteca Resistiré fue dar cuidado al alma, como lo dice en el libro, le proponemos dar algunas lecturas recomendadas para el alma de las personas postpandemia, si ya se puede hablar de un tiempo post.

“Ojalá pudiéramos hablar de postpandemia, pero creo que es más acertado pos contagios Covid, puesto que la pandemia continua en forma de enfermedades de salud mental. No me siento muy preparada para recomendar lecturas, soy enfermera que leo y puedo contar aquello que he sentido tras la lectura de una obra, y las recomendaciones como tal quizás sean más apropiadas de manos de un especialista, pero de cualquier modo le anoto aquello que creo que le podría ir bien a un paciente en esta situación :

-Para mermar la angustia: El secreto de Pandora de Javier Sierra

-Para recuperar la esperanza: Voz de papel de Olga Bejarano

-Para fortalecer los afectos familiares: Lluvia fina de Luis Landero

-Para creer en la ciencia: La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero

-Para ser más consciente con el cuidado del planeta: El hombre que plantaba árboles de Jean Giono”.

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