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Disidencias: secuestro como arma para controlar a la población

Alerta por el resurgimiento de este delito para atemorizar comunidades. Ya hubo un rapto masivo en Catatumbo.

  • Los controles militares en Catatumbo se redoblan para evitar otro secuestro masivo, como el de este fin de semana (foto detalle ). FOTO Jaime Pérez
    Los controles militares en Catatumbo se redoblan para evitar otro secuestro masivo, como el de este fin de semana (foto detalle ). FOTO Jaime Pérez
09 de noviembre de 2021
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La difusión de un video para confirmar el secuestro de siete hombres en El Tarra, Norte de Santander, trajo a la memoria esa vieja práctica de las Farc de exponer a las víctimas como un arma de guerra, con una gravedad mayor, y es que el modus operandi está siento reciclado por el frente 33, una de las disidencias más fuertes que dejó la desmovilización de esa guerrilla en 2016.

Los hombres, cinco de los cuales serían de nacionalidad venezolana, fueron secuestrados en ese municipio de El Catatumbo bajo el supuesto señalamiento de ser consumidores de drogas, según el mensaje de Lenín Quintero Moyano, alias Pedro, quien aparece en el video hablando de recuperar al municipio, para que vuelva a ser “el de antes” y pidiendo que ayuden a identificar a las “manzanas podridas” que han llegado a la región.

Aunque este secuestro no tendría un fin extorsivo sino enviar un mensaje de control a la comunidad, sí preocupa que las disidencias en otras partes del país recurran a esta práctica ilegal para retar a las autoridades y avanzar en su expansión territorial.

Además, esta misma disidencia estaría relacionada con el secuestro del soldado Dayán Leonardo Dávila Chona, ocurrido el 5 de noviembre en la vía Ocaña - Cúcuta. Así lo estima la Defensoría del Pueblo en la región, que avanza en su gestión para mediar con los ilegales, y lograr que las víctimas sean liberadas, una tarea nada fácil, según dijo Daisy Díaz, defensora regional, pues 48 horas después del rapto no se ha logrado avanzar en la ubicación de las víctimas.

El secuestro no estaba inventariado en el repertorio delincuencial del frente 33, como sí los asesinatos selectivos y las amenazas, por lo que los recientes casos estarían vinculados con el control de la población civil y menos con la disputa con otros grupos ilegales, apunta Paola Perdomo, investigadora de la Fundación Paz y Reconciliación. Esto porque en la región se darían alianzas exprés entre disidencias y Eln para mantener el control de la coca, como lo reveló anteriormente EL COLOMBIANO, hipótesis a la que le siguen el rastro los investigadores del conflicto.

Esta cooperación estaría relacionada con las 40.116 hectáreas de coca que tiene El Catatumbo, región en la que se encuentra El Tarra, cuarto de los cinco municipios del país donde se concentra el 33% de los cultivos de uso ilícito, según la Oficina para la Droga y el Delito de Naciones Unidas, UNODC.

Este secuestro también sería una confrontación directa a las autoridades de Norte de Santander, pues la difusión del delito en video busca concretar ese mensaje simbólico de control, pese a que El Catatumbo es disputado por otros actores como El Clan del Golfo y la banda venezolana El Tren de Aragua, como alertan algunos investigadores.

Sin embargo, el caso marca diferencias entre el frente 33 y las otras disidencias de las Farc, explica Néstor Rosanía, investigador de conflictos armados, quien ha documentado como los exfarc en Meta, Arauca y la frontera con Brasil no están recurriendo a ese delito, pues prefieren mantenerse dedicados al narcotráfico.

Agregó que en El Tarra se evidencia una debilidad de la institucionalidad por los múltiples actores armados presentes, que la misma comunidad ya no sabe diferenciar, pues hay muchas personas armadas de civil, que son vistas en las esquinas del municipio, chateando por celular.

Por eso fue que hace menos de un mes el Ministerio de Defensa puso en marcha el Comando Específico de Norte de Santander, integrado por 14 mil hombres y mujeres del Ejército, la Fuerza de Tarea Vulcano, la Armada y la Fuerza Aérea, que debe frenarle el paso a estos grupos ilegales.

El frente 33 de las disidencias de las Farc está liderado por alias Jhon Milicias, a quien también se le atribuye el asesinato de dos jóvenes en Tibú, luego de ser señalados de robar en un establecimiento comercial, crimen que motivó el rechazo hasta de la ONU.

Este cabecilla se declaró en disidencia del acuerdo de paz desde el 2018 y estaría bajo la directiz de alias Gentil Duarte, pero teniendo independencia sobre las rentas de la región, por eso, investigadores dicen que ha impedido el ingreso de los disidentes de la Segunda Marquetalia a El Catatumbo

Infográfico
Camilo Osorio Sánchez

Comunicador y periodista de la Universidad del Valle, apasionado por las narrativas digitales, la innovación social y los enfoques de género.

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