Mayerly Santos Calderón, de 30 años de edad, pasó 47 días secuestrada en zona rural de Sabana de Torres, Bucaramanga. Después de días sufrimiento de su familia y de esfuerzos de las autoridades para dar con su paradero, el pasado lunes regresó a la libertad gracias a un operativo de la Policía.
Pero su historia tuvo un giro. Según Vanguardia Liberal, en la audiencia de legalización e imputación de cargos contra quien fue capturado en el operativo y es señalado de participar en este delito, Ricardo Tarazona Martínez, alias Richard, se conoció que la mujer le habría escrito cartas en el tiempo que estuvo raptada.
“Amor nunca imaginé que de estas lágrimas surgiera un amor tan grande y especial como este”, dice una de las misivas.
En sus escritos también dice: “Aunque la forma en la que nos conocimos no fue la más apropiada, le doy gracias a Dios por todo esto... Cada día te amo más”, leyó la fiscal durante la audiencia de legalización del allanamiento, reseñó Colprensa. En los escritos, la mujer también afirma que lo perdona por sus actos y dice que lo extrañará cuando se tenga que ir.
“Soy capaz de perdonar el hecho que me hayas raptado, a pesar de saber que estoy aquí en esta selva en contra de mi voluntad. Jamás te guardaría rencor y no sería capaz de hacerte daño, pese al daño que me has hecho a mí y a mis seres queridos. Solo te pido sinceridad”, continúa el texto
En declaraciones a Colprensa, el día de su liberación, dijo: “No puedo decir nunca que me maltrataron o fueron violentos, al contrario creo que dentro de lo que se puede vivir en cautiverio, fueron bien y amables conmigo”.
Entonces, por este hecho las autoridades evaluarán si se trata de un caso de síndrome de Estocolmo.
Este es un trastorno sicológico en el que la víctima desarrolla sentimientos hacia su victimario, que en este caso sería Tarazona, el hombre que la estaba custodiando al momento de su liberación.
“Es una respuesta sicológica hacia el victimario o secuestrador, una identificación frente a la ideología, las demandas y, sobre todo, a la agenda política que tenga el captor contra el secuestrado”, explica el sicólogo clínico de la Universidad CES, León Arango.
Arango comenta que esta condición ocurre cuando se crea un vínculo emocional o político. Esto se explica en que, cuando la víctima piensa que le están perdonando la vida al tenerla raptada y no atentar con ella, “puede sentir absoluta gratitud, que comienza a crear vínculos en común”.
En estos casos el deseo de supervivencia suele estar por encima del sentimiento de odio contra el captor. “Al final esos vínculos se vuelven tan reales que se suprimen los pensamientos negativos”.
La revista Greater Good Magazine, de la Universidad de Berkeley, Estados Unidos, describe que cuando se presenta este síndrome “una persona recién liberada expresa su comprensión por las acciones de los captores, a veces incluso el deseo de permanecer en contacto o servirles”.
Además, las mujeres y los niños son especialmente proclives a presentar esta condición.