Personas que transforman sociedades están en todas partes: México, Estados Unidos, Suecia y Colombia, por ejemplo. En nuestro país se han forjado liderazgos desde la lucha por la independencia, en 220 años de patria libre, y en esta época. Como lo explica la antropóloga Natalia Galeano, el liderazgo emana como una respuesta de la sociedad en medio de contextos adversos. Y Colombia sí que los ha tenido.
“Para que aparezcan líderes se necesita apoyo institucional como organizaciones comunitarias, vínculos con las entidades del Estado, articulaciones con las empresas o la creación de espacios de diálogo”, dice. Y eso, precisamente, es lo que ha ocurrido de a poco: nuestro proceso histórico ha logrado que la gente se articule entorno a sus preocupaciones bandera.
Seres humanos que en el país ayudan a los migrantes, otros que desde la Colombia profunda trabajan por las víctimas, algunos que en la academia encontraron un camino para hallar soluciones a situaciones como la deforestación, liderezas que defienden la voz de las mujeres y corporaciones que hacen de la solidaridad su bandera de trabajo por una mejor nación.
El Rector de la Universidad del Rosario, Alejandro Cheyne, indica que para ser uno de estos líderes es primordial tener propósito claro, vocación de servicio, capacidad de oratoria, firmeza e ideales sólidos más allá de premios o fama. “Hay una característica muy importante: no tienen miedo”, añade.
En EL COLOMBIANO nos pusimos a la tarea de buscar a algunos rostros colombianos cuyos logros y causas han sido reconocidos como de talla mundial. No fue una tarea fácil porque sabemos que en el territorio nacional encontraremos a personas comprometidas con sacar adelante a su comunidad.
Seleccionamos a estas personas porque su trabajo es el relato de las luchas que están en la agenda del mundo y han logrado impactar la vida de miles de colombianos. Casos como el del obispo de Cúcuta Víctor Manuel Ochoa, encargado de los comedores en la frontera con Venezuela, o el de Yolanda Perea, voz de las víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto, evidencian sí es posible cambiar destinos y construir sociedad.