La barrera para los migrantes en Chile Ser Ilegal
La residencia chilena, una batalla de paciencia.
Fila de registro civil en la calle Huérfanos con Manuel Rodríguez, Santiago de Chile. Foto: Santiago Cárdenas
Desde las 4:00 de la madrugada, Julio Cesar Lucumí Bolaños está en la fila de registro civil ubicado en la calle Huérfanos con Manuel Rodríguez, Santiago de Chile. Está muerto del frío, sus labios tiemblan y aire caliente se cristaliza al salir de su boca. Espera con paciencia. No sabe si lo van a atender hoy o si le tocará regresar la semana que viene.
100 migrantes que acompañan en fila india a Lucumí esperan ya de manera cotidiana. Es costumbre aguantar de pie, titiritar del frío y quebrarse del hambre. Primero están sus papeles. El paro de funcionarios de la oficina de registro demora sus trámites. Los empleados piden mejoras de salarios pues argumentan que ocupan el lugar número 20 del ranking salarial de las reparticiones públicas en Chile.
Quienes buscan sus papeles de residencia se amontonan y empujan los barrotes que los separan de los funcionarios, discuten con los carabineros que brindan la seguridad. En la fila no hay sillas ni donde apoyarse. Y los colombianos, dominicanos, haitianos, bolivianos y peruanos seguirán esperando horas.
En Chile primero es necesario sacar una visa temporaria: un permiso de residencia que habilita a los extranjeros para residir en Chile por un tiempo mayor a los 90 días y realizar cualquier actividad. Para conseguirla, el migrante debe acreditar vínculo conyugal con un chileno o hijos nacidos en Chile. También si tiene a su padre, madre o hijo ya residente en Chile. Si va a laborar, si es religioso, jubilado, empresario, profesional, técnico, o si es una mujer que quedó embarazada en este país.
Para solicitar una visa temporaria el colombiano debe tramitarla por alguna de estas opciones, la más utilizada la de Mercosur. Para eso deben llenar un formulario de solicitud de residencia temporaria, una fotocopia del pasaporte, copia de la tarjeta de turismo entregada por la PDI y una fotografía. Si la persona está como irregular debe ir primero a Extranjería a regularizar su situación porque este es un motivo de rechazo. Además, si es colombiano, peruano y dominicano debe presentar certificado de antecedentes judiciales vigente, trámite que se hace en el consulado colombiano en Santiago o Antofagasta.
Para conseguirla en Antofagasta, por ejemplo, se debe enviar toda esta documentación requerida hasta Santiago, esperar 30 o 40 días máximo. Revisar en la página web del registro si le llegó el carnet temporal, hacer una nueva fila en Extranjería y recibir una factura para pagar en la Oficina de Correos. Cancelar 94.000 pesos si es visa sujeta a contrato (es decir si tiene un contrato de trabajo) o 120.000 si es visa temporaria (de conyugue, familiar, Mercosur, todos los otros formatos). Los precios fluctúan según la nacionalidad para un colombiano es dicha cifra pero, para un boliviano, peruano o argentino puede ser menor debido a que son países vecinos.
Son las 8:39 de la mañana y no han atendido a la primer persona en la fila de registro, donde está Lucumí. Ya van 4 horas y media de espera. Lucumí es de los pocos que esperan con paciencia porque hoy recibirá su residencia definitiva. Lleva casi tres inviernos en Chile y no se ha podido acostumbrar al frío. Se mantiene bien abrigado: lleva guantes, saco, chaqueta impermeable y su cabeza cubierta con una gorro. "Así somos los de tierra caliente", dice y recuerda el clima de su natal Santander de Quilichao, en Cauca, donde todavía tiene a su familia.
"Extraño a mis hijos, que son fundamentales para seguir adelante. De Chile me gusta el trabajo, porque hay mucho. Y después de que haya 'pega', uno está bien", comenta. Habla de Chile con desamor. "Allá dicen que esto es una cosa y aquí es otra. Ya en Chile uno se enfrenta a esta realidad".
Lucumí relata que la vida en Santiago no ha sido nada fácil. En su antiguo trabajo sus jefes se aprovechaban de él por ser extranjero. "No me pagaban las imposiciones (salud), que es algo muy importante acá. Sin eso no le dan a uno el carné temporal y no se puede trabajar. Cuando les pregunté, me sacaron de la casa y me cortaron la 'pega'. Tocó demandarlos. Ese es mi drama hoy", asegura Lucumí.
Julio Cesar lleva tres años en Chile y fue explotado laboralmente. Foto: Santiago Cárdenas
Los colombianos son el segundo grupo de migrantes en Chile, después de los peruanos, que han sido más vulnerados en sus trabajos, según la Dirección del Trabajo. El año pasado, por ejemplo, los colombianos interpusieron 253 denuncias y en 2015 llevan 262. Acusan incumplimiento en el contrato de trabajo, la jornada laboral, en materia de pensiones, la protección de la maternidad y las remuneraciones.
Carnet para extranjero con visa temporaria. Foto: Santiago Cárdenas
Para lograr engancharse a "una pega", como le dicen al trabajo en Chile, es toda una odisea si no se tiene carné. Jesús Antonio Benavides va a cumplir tres meses en Santiago, vive en un cité o residencia en Maruri con Rivera en la comuna de Independencia. Tiene su visa con el sello de turista pero le faltan pocos días para que expire. El límite de tiempo son 90 días. No sabe qué hacer y tiene una hija en El Dovio por la cual tiene que responder. Y aunque le duele todos los días el frío en sus huesos sabe que es más difícil no poder enviarle un centavo por falta del carné.
Jesús Antonio Benavides, migrante de El Dovio, Valle. Foto: Santiago Cárdenas
Jesús, como irregular, se gana unos pesos como peluquero y así mantiene sus gastos mínimos, alimentación basada en carbohidratos, habitación diminuta y buenos zapatos para caminar jornadas enteras buscando "pega". Ha pedido ayuda en el Servicio Jesuita Para Migrantes, el Instituto Católico Chileno de Migración, pero todavía nada.
En la peluquería gana tan poco que sus mismos compañeros tuvieron que reunir el dinero para comprarle la máquina para hacer cortes. Ahora la debe y no sabe cómo pagarla. Hace poco tuvo una entrevista de trabajo en una pizzería, se vistió muy bien y hasta calculó como repartiría su tiempo en su segundo empleo. En la peluquería podría trabajar de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. y en la pizzería de 6:00 de la tarde a las 12:00 de la madrugada, pero no consiguió el trabajo por falta de carnet. Este es el círculo vicioso del migrante: no consigue trabajo porque no tiene carné y no consigue ese documento porque no tiene un contrato de trabajo.
Según Rodrigo Sandoval, jefe de Extranjería del Ministerio del Interior de Chile, el país tiene una legislación muy rígida que no permite que tengan cabida algunos motivos migratorios tan legítimos como ese. Es decir, un formato que permita a una persona venir de otro país a probar suerte a Chile y si no consigue trabajo simplemente irse.
"La legislación chilena no admite formatos de corto plazo que no se relacionen con turismo. Las personas o son turistas o son residentes. Por lo tanto, las obliga a mentir en la frontera. Esa persona debe simular que tiene pensado volver cuando en realidad su intención es quedarse. Y si ingresó de ese modo y no encontró trabajo, se va a encontrar en una situación en la que su visa de turismo va a expirar y, por lo tanto, entrará a la irregularidad", indica Sandoval.
Otro de los formatos que existen Chile es la visa sujeta a contrato, un modelo que se tramita en el consulado chileno en Bogotá y que necesita de un contrato de trabajo. "Necesitas una persona que se obligue a contratarte. Además, a pagar el pasaje de vuelta tuyo y de tu familia una vez que termine el contrato de trabajo. El otro problema es que amarra la residencia a ese contrato de trabajo. En Chile la relación laboral es asimétrica, el empleador siempre tiene las de ganar. Si le agregas a eso que el empleador tiene el poderío respecto a la residencia, la relación laboral es aún más desigual", explica Sandoval.