Gesamtkunstwerk. Esta palabra casi impronunciable para quien habla español, es un vocablo alemán que al traducirlo a nuestra lengua quiere decir arte total.
Aparece de última en el título de la instalación de Aníbal Vallejo en galería Lokkus: “Apuntes para el salón de Madame B. o la búsqueda del gesamtkunstwerk”.
¿Por qué Aníbal no le evitó el lío a la lengua, no quiero decir ya al idioma, sino a esa que como un pez se mueve en la boca, siempre mojada?
“Porque esa palabra se refiere a un concepto preciso y no quise que, con la traducción, se perdiera la esencia”.
La galería Lokkus es un espacio en forma de caja rectangular y por estos días, hasta el 3 de septiembre, está intervenida por ese conjunto de figuras de Aníbal Vallejo: nueve pinturas, un objeto, una instalación de madera y un video.
La idea del arte total, recuerda Vallejo, es del compositor alemán Richard Wagner, quien, a mediados del siglo XX, lo usó para referirse a la integración de música, teatro y artes visuales.
Algunos artistas lo siguieron. Posteriormente los plásticos incursionaron en el arte total para integrar arquitectura, pintura y escultura.
Hace noventa años, Madame Ida Bienert —la Madame B. del título de la muestra, coleccionista de arte— encargó a Piet Mondrian, un artista de países bajos, vanguardista, para que interviniera su estudio, es decir, su lugar de lectura y biblioteca.
“Mondrian intervino el techo, los muebles, la pintura de las paredes”, cuenta Vallejo.
El diseño no se materializó, pero los estudios permanecen como ejemplo de arte total. Cuatro bocetos que en los años setenta recrearon en una galería de Londres.
“Este estudio me ha apasionado desde hace tiempos. Solo que en mi lenguaje anterior, el figurativismo no encajaba bien la obra de arte total. Ahora, cuando he incursionado en el abstraccionismo, el estudio de Mondrian se constituye en el punto de partida para esta búsqueda”.
Incluso, enfatiza, usa su carta de colores: rojo, amarillo, rojo, gris y blanco.
En la exposición de Lokkus, la arquitectura está representada en la integración de las paredes y las columnas, y el aprovechamiento de las sombras que estas proyectan; la pintura, en la intervención de las paredes con las franjas de color, así como la inclusión de cuadros –cuyas imágenes continúan o contrastan con las de las paredes–, en los cuales hay, además de pintura, hilos y telas en collage; la escultura, en un objeto poliédrico del suelo que no tiene una utilidad práctica sino estética; la instalación, en una estructura de madera que puede ser “un vestigio” de una construcción que estuvo o quizás estará, y el video, una pintura virtual: en él se aprecia la forma en que este artista compone (y descompone) sus cuadros, acompañado de sonidos de piano...
“El artista no debe limitarse a un solo lenguaje o técnica, sino utilizar lo que necesite para contar su historia”.
