Si nació en San Carlos o San Fabián de Alico, eso ya no importa, porque Violeta es de todo Chile. Es el espíritu que se respira en su folclor, en las cuecas, las sirillas y sus décimas, que son la historia de su vida, y también la memoria oral del pueblo chileno.
Violeta Parra Sandoval lo quería hacer todo: escribió poesía, cantó, montó una carpa de espectáculos, pintó y tejió tapices que expuso en el Museo de Artes Decorativas del Palacio del Louvre en París en el 64... No era para menos, el apellido Parra tiene trascendencia en la cultura chilena: Violeta es la hermana de Nicanor Parra, el antipoeta; sus padres, Nicanor y Clara, son fundamentales en el desarrollo de su curiosidad artística. Él, profesor; ella, cantora popular, ofrecieron a sus hijos un ambiente que refulgía entre palabras y acordes y la poeta creció en un entorno rural que la nutrió de la tradición oral.
La reconocen quienes siguieron sus pasos. Jorge Coulón, guitarrista integrante de Inti Illimani, vio en la artista una precursora, como lo contó en una entrevista para canal Encuentro de Argentina: “A mediados de los años sesenta, cuando regresó de París, trajo esta idea de la peña folclórica... de repente se nos abrieron estos sonidos que para nosotros tenían algo de milagroso, porque ahora escuchar sonar un sicu o una quena ya está integrado a nuestra cultura, pero en ese tiempo era una revelación sonora”.
Es una pionera porque se da a la tarea de modernizar la tradición y sin quererlo les abre la puerta a quienes buscaban una voz propia para expresar la experiencia de ser suramericanos. Son sus beneficiarios los grupos estudiantiles, los cantautores e indirectamente los grupos de rock que estaban naciendo en los años sesenta y setenta.
La profesora Paula Miranda, académica de la Facultad de Letras de la Universidad Católica de Chile y autora del libro La poesía de Violeta Parra, comenta sobre la dualidad de recolectora y artista: “Ella es investigadora por una parte. Recopila cientos de piezas de la tradición, las preserva, las deja en archivos, y además algunas de ellas las graba, bajo versiones e impronta muy personal. Las presenta en sus distintos proyectos culturales de difusión (talleres, programas radiales, carpa de La Reina, etc). A partir de mediados de los años 50 comienza a crear sus composiciones. La mitad de sus discografía contiene temas reversionados de la tradición y, la otra, sus creaciones, las que sí toman su sustento de temas, entonaciones y formas de la tradición”.