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El cultivo de café en Fredonia es tradición, y ahora le acompañan la siembra de películas, talleres de cine y actividades culturales como la danza, la música y la pintura.
Desde el año pasado el municipio del suroeste antioqueño cuenta con el Festival Cine Libre, evento que reúne la agenda cultural de un pueblo que necesitaba de actividades que fueran más allá de las fiestas patronales.
Juan Fernando Mejía, coordinador del festival, dice que todo nació de las ganas que tenía de llevar cultura a su tierra donde todos se sintieran convocados y los chicos hicieran algo más que pararse en una esquina.
“Soy estudiante de Comunicación en Lenguajes Audiovisuales y he estado muy cerca del cine. Por ello, decidí fundar el festival y ver en mi pueblo una verdadera movida cultural y no solo los chispazos de antes. Un grupo que se apropiara del tema y tomara con seriedad el asunto”, expone Juan Fernando.
Como el festival de cine de Fredonia, se vienen creando en Medellín y el departamento eventos similares, un boom en el que los parques principales, teatros y escuelas de Antioquia se convierten en salas de cine temporales.
Por ejemplo, el año pasado nació de la mano de la Corporación Antioquia Audiovisual el Festival de Cine de Jardín, lo mismo que la Fiesta del Cine Latinoamericano que tiene como fecha inaugural el próximo 28 de marzo.
Eso sin contar el Medellín International Film Festival (Miff), que tuvo su primera edición igualmente en 2016 y la aparición del Festival de Cine Metropolitano, organizado por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, que estuvo abierto desde el 30 de noviembre hasta el 3 de diciembre.
Ahora bien, diferentes son las teorías del por qué de la epidemia de festivales de cine en Antioquia.
La primera habla del desarrollo cinematográfico del país desde la creación y puesta en marcha de la Ley de Cine.
Aparecen nuevos realizadores, lo que significa más películas colombianas y la necesidad de crear espacios para su exhibición.
Así lo cree la gerente de la Corporación Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, Alejandra Bedoya.
“El reconocimiento internacional del cine nacional ayuda en la producción de espacios alternativos para ver las producciones cinematográficas colombianas. Antioquia demanda este tipo de cine”, expresa la gerente.
Medellín, por ejemplo, se ha visto beneficiada por premios como la Palma de Oro que Simón Mesa ganó con su cortometraje Leidy en el 67 Festival de Cannes.
“A esto se le suma la gran cantidad de actores audiovisuales y cinematográficos que finalizan sus estudios y ven los proyectos independientes como productoras, grupos creativos y gestores audiovisuales que fomentan la formación a través de los festivales de cine permitiendo la circulación y acceso de contenidos cinematográficos al publico antioqueño”, dice Isabel Cristina Carvajal, directora del Instituto para la Cultura y Patrimonio de Antioquia.
Otra de las razones que crea festivales de cine en Antioquia tiene que ver con el turismo.
Atraer a personas de Medellín y otras ciudades del país contribuye con la buena imagen de un municipio que con el cine, los talleres, actores y directores activan la economía y llevan cultura a sus habitantes.
Andrés Murillo, director de la revista especializada en cine Kinetoscopio, opina que los diferentes municipios entienden la dinámica que mueven las películas y hacen el esfuerzo por expandir la agenda alrededor del séptimo arte.
“En pueblos grandes, medianos y pequeños ese boom se ve en todo el país. Detrás de eso está obviamente el Ministerio de Cultura que invierte en apoyar los festivales y que sean estos la manera de llevar los filmes colombianos a lugares donde no hay salas de cine y están apartados”, sostiene Murillo.
El buen ejemplo hace que otras personas decidan reunirse y crear sus festivales de cine. Son eventos que no son costosos y de estructura sencilla en la que a través del cine y las pantallas todos aprenden.
Ejemplos como el Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, el más antiguo del departamento con 17 ediciones en su haber, fueron cuna de otras fiestas cinematográficas, como lo dice uno de sus cofundadores: Víctor Gaviria.
Señala el director de Rodrigo D. No futuro y La Vendedora de Rosas que cuando decidieron crear el festival de la ciudad madre, la intención siempre fue descentralizar la cultura, sacarla de la capital.
“Habían vacíos culturales en las regiones que a través de la estructura sencilla de un festival eran posible llenar. Además, el cine es el arte de los lugares, de la juventud y con ese pensamiento creamos el Festival en Santa Fe de Antioquia”.
Ese ejemplo, añade el cineasta, lo tomaron eventos como el Festival de Cine de Oriente, que ya tiene en su haber nueve ediciones, lo mismo que su amigo Alejandro Herrera que organiza el Festival Quindiano de Cine y Video que ya cuenta con 13 años de fundación y que significó traspasar fronteras departamentales.
Ahora, con la creación del Festival de Cine de Jardín que dirige Gaviria y su Corporación Antioquia Audiovisual, celebrado entre el 1 y 4 de julio pasado, está sucediendo lo mismo: se ha convertido en ejemplo para otros.
“Elegimos un lugar muy bonito, impulsados por la misma dinámica que nos hizo crear el Festival de Santa Fe de Antioquia: llevar la cultura y tener un pretexto para hablar no solo de cinematografía sino también de filosofía, poesía y otras artes. Si Dios quiere este nuevo año llegará más gente a la segunda edición”, augura Víctor.
La capital antioqueña no es ajena al auge de festivales de cine.
El último que se creó fue el Festival Metropolitano de Cine que reúne no solo a Medellín sino a los otros nueve municipios del Valle de Aburrá. Su apertura se hizo con el preestreno de La Mujer del Animal, la más reciente producción de Víctor Gaviria, que se estrenará en las salas de cine del país el 9 de marzo.
“Será una forma de integrarnos más y hablar de manera reflexiva y crítica de lo que sucede en los diferentes municipios que integran el área metropolitana”, indicó en ese entonces su directora, Patricia Fernández.
El Miff, que se realizó entre el 21 y el 28 de junio, se hizo en más de 20 lugares en Medellín para llevar cine de Francia, Canadá y Lituania. Producciones independientes que pudieron ver alrededor de 3.000 personas en comunas como Manrique, Aranjuez, Robledo y Villa Hermosa.
Bueno o malo
Tener tantos festivales, según los consultados, tiene sus pro y sus contra.
Es importante, agrega la directora del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia, para fomentar la cultura cinematográfica.
“El camino para lograr esto es dar a conocer las producciones colombianas, formar públicos que consuman los productos nacionales, cautivar a los espectadores y seguir aumentando la asistencia del público colombiano a las salas que proyectan cine nacional”, opina Isabel Cristina Carvajal.
Víctor Gaviria, por ejemplo, cree que entre más festivales haya será mejor. Para él el aumento de actividades de este estilo no es malo, al contrario, quisiera que en cada municipio hubiera un festival de cine.
“Cada municipio debe estar presente con la cultura. Desde su casco urbano hasta su zona rural. Yo sé que no hay plata para todos, pero hay que moverse para encontrar financiación en alcaldías y empresas privadas. Saber que hay más festivales de cine es una buena noticia, agrega él.
Sin embargo, otros creen que falta mayor colaboración y existe poca asociatividad entre el gremio cinematográfico, pues ese número de eventos de cine, cada uno por su lado, puede significar que hay poco trabajo en equipo.
Andrés Murillo propone que no sería mala idea tener uno o dos festivales apoyados por todo el gremio, que sirvieran como promotores de Medellín o los demás pueblos del departamento, optimizando así los recursos.
Otros sugieren una gran agenda departamental para que los festivales tengan fechas diferentes y no se realicen por las mismas épocas y temporadas.
“Que no se crucen, porque de esa manera nos podemos ayudar más entre todos ya sea desde la parte logística como administrativa”, asegura la gerente de la Corporación Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia.
Los festivales de cine seguirán en crecimiento y constante evolución. Los que ya existen pretenden cultivar más cinéfilos y servir como tierra de abono para nuevos realizadores. Los que están a punto de nacer tomarán como ejemplo a sus hermanos mayores para convertirse en referentes culturales de sus municipios.
Por lo pronto, Juan Fernando seguirá llevando a cabo la organización de la segunda edición del Festival de Cine Libre de Fredonia. Sembrando además de café, largometrajes y cortos. Atrayendo expertos del cine a su pueblo. Una verdadera fiesta cultural.
Los festivales de cine en Antioquia se reproducen con velocidad. Tenerlos es una reacción a la calidad del cine que se está haciendo en Colombia. Un buen pretexto para vernos.
personas asistieron a
la primera edición del
Festival de Cine de Jardín.
Periodista de educación y fanático de los videojuegos, los cómics, el rock y el cine.