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A Olivia de Havilland se le hacía fácil llorar en las películas. “Podía hacerlo en el momento justo”, relata Ellis Edward Amburn en su libro Olivia de Havilland y la era dorada de Hollywood.
El texto cuenta la experiencia del director Archie Mayo, quien la guió en la cinta Call it a day (1937). Al terminar una escena emocional Mayo felicitó a Olivia y mientras ella se dirigía a su camerino dijo: “Ahí van las lágrimas más naturales de las películas. La bendición para un director que necesita una buena secuencia de llanto”.
Hoy 1 de julio, Olivia de Havilland celebra su cumpleaños 104 y es la actriz de más edad que queda de la época dorada de Hollywood. Compartía récord con Kirk Douglas, quien falleció el 5 de febrero de 2020 a los 103 años.
Al hablar de los veteranos del cine, Juan Carlos González, coordinador del cineclub de la Universidad Eafit, consideró a Havilland y Douglas como los fieles representantes del cine clásico, “la época dorada de los años 30, 40 y 50”. Ahora solo queda ella tras el fallecimiento de Douglas y ya otras actrices que llegaron después como Betty White y Angela Lansbury, de 98 y 94 años respectivamente y que hicieron carrera a finales de los 40.
Olivia nació en Tokio, Japón, el 1 de julio de 1916. Su padre, un abogado británico, vivió en el país asiático cuando nacieron ella y su hermana Joan (también actriz, conocida como Joan Fontaine y quien rivalizó con Olivia). Cuenta su biografía que tras la separación de sus padres, ella y su hermana se mudaron con su madre a Estados Unidos.
Iba a ser profesora de inglés, pero el teatro escolar se fue atravesando en su camino hasta irle abriendo un espacio en la pantalla grande. Ella misma confesó en entrevistas con la academia que nunca tuvo entrenamiento y simplemente “tuve que encontrar la manera”.
El docente y crítico de cine Jerónimo Rivera cuenta que la actuación cinematográfica en esa época en la que brilló Olivia de Havilland era muy teatral, “lo que llamamos afectada, la emoción era muy tendiente hacia el melodrama y lo que se valoraba en un actor era eso, que se viera muy bien en pantalla y que manejara bien su voz y su dicción”.
Cuando la actriz recibió su primera nominación al Oscar tenía 24 años. Fue en la categoría Mejor actriz de reparto por el papel de Melanie Hamilton en la película Lo que el viento se llevó (1939). Ese año, aunque no obtuvo la estatuilla dorada porque su compañera de reparto Hattie McDaniel hizo historia al ser la primera afroamericana en conseguir este premio, ya se hablaba de su talento, gracias a cintas como Call it a day (1937) y The Great Garrick (1937).
Estos galardones llegaron luego. De Havilland fue reconocida con dos premios de la Academia como Mejor Actriz, uno en 1947 por Lágrimas de una madre, y el otro tres años después por La heredera. Dejó la actuación, según Internet Movie Database, en 1988, a sus 72 años.
“Ella hace parte de la historia del cine gracias a su gran presencia escénica, un muy buen registro visual, y también el buen manejo de su voz y no tanto por la naturalidad porque en ese momento no era un valor importante”, precisa Rivera.
Detalla la reseña que hizo por sus 100 años en 2016, el diario Los Ángeles Times que también será recordada por haber sido pareja cinematográfica en ocho ocasiones de Errol Flynn, por su abierta rivalidad con su hermana con quien nunca se reconcilió y por la demanda que hizo contra Warner Bros. Pictures, “que alteró el negocio de Hollywood para siempre” (ver informe).
La centenaria actriz celebrará un año más de vida con un récord difícil de superar: ser la actriz de Hollywood más longeva de la historia.