Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Coleccionar estampillas en la era del whatsapp

¿Por qué hay gente que colecciona estampillas en el siglo XXI?

  • FOTOS SSTOCK
    FOTOS SSTOCK
15 de diciembre de 2015
bookmark

“¡Nada como regar un paquete de estampillas en la mesa del comedor o en un escritorio amplio y comenzar a separarlas por temas!”.

Para John Jairo Gaviria Ochoa, una tarde feliz aparece en cualquier momento. Coleccionista de estampillas, recibe de Bernardo González White, negociante de estas piezas, un paquete que ha comprado, procedente de una colección que decidieron abandonar.

Es que Bernardo, en lugar de ponerse a clasificarlas, las entrega a este apasionado de la actividad, para que busque y rebusque las que necesite y le devuelva las demás.

—A mí me interesan las de pesebres, las de café y las del espacio —dice Gaviria Ochoa, un hombre alto, blanco y desgarbado, jubilado del sector cafetero.

—Te interesan las de pesebres, por tu afición a la Navidad; las del café, porque hacés parte del gremio, y las del espacio, porque te mantenés allá arriba —bromea González, sentado detrás de un escritorio cubierto de tal manera de estampillas, billetes y monedas, que da lidia encontrar unas tijeras. Esos tres elementos conforman el surtido de su negocio, situado en una oficina del Edificio La Bastilla—. Lo mejor es que John Jairo me las devuelve separadas por temas, en paqueticos. Me ahorra trabajo.

—Las que me sirven, también las traigo en paquete aparte para que Berna las cuente y me las cobre. La última vez hallé una que dice: «El Salvador produce el mejor café del mundo».

Bernardo González White comenzó a coleccionar estampillas desde que era un mocoso. Cuando llegaba una carta a la casa, guardaba el sobre con el sello y la estampilla para mostrárselos a sus compañeros. Lo mismo cuando caía en sus manos una monedita rara...

—Recuerdo que me gastaba la plata del algo en estampillas.

Cuando salió la de Luz Marina Zuluaga, Miss Universo, no tenía plata para comprarla. Iba a verlas al almacén de Henry Pardo. Valía $5. Después, consiguió por docenas. Y cuando se hizo comerciante, las vendió en sobre, en hoja bloque por varias, y fragmentada.

Cuando pudo viajar a España, iba diciendo con la seguridad del viajero asiduo: “Esa es la Fuente de Neptuno”. Y más adelante: “Esa es la Plaza de Cibeles”. Le preguntaron: “¿Viaja con frecuencia?”. Él respondió: “¡Qué va! Las conozco por las estampillas”.

Una vez separadas las piezas, Bernardo sabe: si son de volcanes y rocas, las reserva para un profesor de geología; de puentes, para un ingeniero; de tortugas, para una amiga cubana; falsas o con errores, para Víctor Baena...

—Mi afición no es tan antigua —dice John Jairo—. Pero me entusiasma tanto este pasatiempo... por lo que se aprende. Detrás de cada estampilla hay una historia.

—Vivo en vacaciones —dice el otro—. Trabajo en lo que disfruto. Es un placer sensual revisar un lote de estampillas y, después de horas, ¡hallar la estampilla que me alegre el mes!.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD