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Receta. ¿Cómo hacer un poeta? Ingredientes. Un poeta. Palabras. Tristezas de ese día que terminó con alguien, por ejemplo, pero pueden ser tristezas de cualquier cosa o alegría, depende. Algunos recuerdos. Un papel. Un lápiz. Preparación. Mezclar las tristezas y los recuerdos, amasarlos con las palabras durante un buen rato, no hay un tiempo exacto. Usted sabrá cuando están en su punto y listas para poner en la página. Pruebe dejándolas un rato fermentando, como si estuviera haciendo pan. Aliste el papel y el lápiz o lapicero, como se sienta mejor. Incluso puede ser la página en el computador y el teclado. Póngase en frente y lance la masa blandita ahí. Ya tiene un poema. Ahora olvide todo lo anterior, que la receta es que no hay fórmulas o que cada poeta encuentra la suya.
El poeta Darío Jaramillo Agudelo responde por correo. “No creo que exista una ley general, una especie de receta para hacer poetas; a lo mejor en otros tiempos sí había ritos, iniciaciones; eso dicen de los celtas, por ejemplo. Pero en estos tiempos, y más desde cuando comenzó el reinado del individuo, en todos los casos, son leyes generales de un solo caso”.
A él lo puede escuchar esta tarde, en el Festival de Lectores y Escritores, Envigado 2020. Conversará del oficio con poetas jóvenes a las 3:00 de la tarde por el Facebook de la Biblioteca y Parque Cultural Débora Arango. Mientras el poema está en el horno, les preguntamos a poetas cómo se hace un poeta. Aunque Darío dice que todos los poetas están muertos. Siga leyendo para que añada esa pizca de por qué.
Darío Jaramillo
Poeta. Un libro: Poesía selecta
“En mi caso, hasta donde logro organizar el asunto para dar una versión sobre algo que no había pensado antes, creo que todo comenzó con mi fascinación con las palabras, con el descubrimiento de que se puede jugar con las palabras, con ese otro descubrimiento, mucho más inquietante, de que si le cambio el nombre a una cosa, esa cosa –sustantivo o verbo, adjetivo o adverbio, lo que sea–, se trasforma a mis ojos cuando le cambio su designación. Esos descubrimientos, más otros, como que las palabras tienen música, como que algo cambia dentro de mí si pongo en palabras algo que intuyo o siento o presiento o sueño o percibo o..., todo eso me fue llevando a hacer algo que tuve el atrevimiento de llamar poesía. En ese tiempo no sabía que todos los poetas están muertos y que los vivos que lo intentamos somos meros aprendices”.
Hugo Jamioy
Poeta indígena. Autor de Danzantes del viento
“Voy a reformular la pregunta. Cuando se refieren a nosotros, los que trabajamos nuestra propuesta desde una lengua diferente, como poetas no nos sentimos completamente identificados. Sentimos que nos falta algo, porque un poeta es alguien que escribe, pero nosotros tenemos una posibilidad anterior a la escritura alfabética: la oralidad. Sentimos que hace falta esa parte de nuestra condición original que tiene que ver con la tradición oral. Desde hace unos años nos identificamos con la palabra oralitor, hacemos referencia a las personas que cuando estamos al interior de nuestra comunidad, ejercemos la tradición oral. Cuando escribimos, nos convertimos en literatos porque es un medio mediante el cual comunicamos lo que creamos.
Partiendo de esta definición de identificación, pensaríamos en cómo se hace uno oralitor. Un oralitor empieza a hacerse desde el día de la concepción, cuando los padres conciben la existencia, incluso creo que mucho antes porque en nuestra costumbre, cuando los padres quieren tener un hijo, muchas veces lo piden, que sea mujer u hombre. Esa petición espiritual empieza a ser intermediado por la palabra y la esencia de un poeta u oralitor es la palabra (hablada o escrita).
Santiago Rodas
Autor de Plantas de sombra
“Salirse de las tradiciones y buscar su propio camino. Hay que estar atento a la propia experiencia, más que la poesía es saber leer la ciudad y a uno mismo, para entender la vida en un contexto. No es de leer libros, sino de encontrar la manera propia de ver las cosas para luego intentar escribir sobre eso. Creo que la poesía no es una cosa especial y elevada, hecha por pocos, sino una experiencia del lenguaje común que todos experimentamos y que solo algunos son capaces de poner en palabras”.
Yenny León
Autora de A la orilla de todos los lagos
“La poesía tiene un montón de aristas y es indefinible. Lo que sí considero muy importante es tener los sentidos y las percepciones abiertas, de modo que pueda sentir tanto lo más denso como lo más luminoso con toda intensidad. Es una actitud hacia la vida de extremo asombro. También es importante que quien quiera enfocarse en la poesía la adopte como un estilo de vida en cuanto a que intente descifrar su realidad, nombrarla con el código poético, que permite unas asociaciones muy distintas a las de la prosa: son más libres y contundentes. Es necesario que esas asociaciones estén motivadas por una contundencia expresiva”.
Carlos Andrés Jaramillo
Autor de Extinciones
“Es una pregunta curiosa, porque tenemos la tentación de poner sobre una mesa algunas cualidades que nos parecen indispensables: pasión por la verdad, a la vez que gusto por la invención, arrojo, libertad, capacidad contemplativa y de síntesis, habilidad con las palabras, disciplina, noción del ritmo, profundidad, sensibilidad. Y, sin embargo, ninguna de ellas garantiza la existencia de un poeta. Quiero decir, de uno verdaderamente grande. Hay excelentes escritores, sin duda. Con una técnica impecable. Son sensibles, a su vez, pero no son capaces de emocionarnos, de iniciarnos en lo poético. ¿Por qué ocurre esto? Lo ignoro. Si lo supiéramos, crearíamos poetas en serie”.
Angélica Pineda
Autora de Epifanías
“Creo que tal vez la poesía nos hace a nosotros. Es un medio en el cual puedes ser, explorar. La poesía se hace sintiendo, con las tripas, con todo tu ser. La poesía son imágenes, son recuerdos, reminiscencias, epifanías que en un momento dado te asolan o te acompañan. A veces insisten tanto que terminan convirtiéndose en versos. Creo que no es como que haya una secuencialidad, o un paso a paso, o una receta para volverse poeta. Cada persona que se deja tocar por la poesía, seguramente tendrá una experiencia única a irrepetible. Es algo que cada quien descubre, transita, habita, y es fundamental leer poesía y atreverse a hacerla. Está ahí habitándonos y tal vez la idea sería más bien cómo nos dejamos hacer por ella”.