El espíritu latino es la musa del diseñador Esteban Cortázar: se ve en los colores y las telas que utiliza para sus creaciones fluidas y atrevidas. Nació en Bogotá hace 38 años, creció en Miami y vive en París hace 15, sin embargo, su corazón está en Colombia. En Cartagena están sus padres y cada vez que los visita se va inspirado. La mezcla de Colombia, Miami, París e Ibiza (allí pasa los veranos) le dan forma a lo que él es como persona y como artista de la moda.
—Estos lugares dan para construir una paleta de colores infinita, ¿cuál es su favorito?
—Voy cambiando, todo depende del mood en el que esté. El azul es uno que siempre me encanta por el mar, la playa, el cielo. Los tonos de azul han estado muy presentes porque es algo de la naturaleza que me parece precioso.
—¿En este momento en qué mood está?
—En uno muy muy feliz, acabo de pasar por un ciclo muy completo en el que revisité mi raíz, cómo empecé, pero estoy en este momento actual.
Está en Miami. Sus últimos días han sido agitados, creativos. De muchos recuerdos. Acaba de celebrar 20 años de carrera y para festejar hizo una fiesta con la marca Farfetch a la que asistieron J Balvin y su pareja Valentina Ferrer, el actor Cuba Gooding Jr., las drag Gottmik y Violet Chachki, participantes de RuPaul’s Drag Race, entre otros famosos. Cortázar y Farfetch reeditaron los vestidos de la primera colección del diseñador, los looks de su primer desfile de modas en Nueva York en 2002. Regresó a su debut pero siendo un diseñador más maduro. Renovó los trajes icónicos que hizo y usaron celebridades como Paris Hilton, Beyoncé y Ashanti.
La lista de famosas que se han vestido con sus prendas es larga, y de peso pesado. Figuran Lady Gaga, Rihanna, Kim Cattrall (Samantha Jones en Sex and the City) y la reina Rania de Jordania. El proceso creativo con cada una es distinto: a veces está frente a ellas y a veces no; a veces les envía la ropa para que se la prueben y la devuelven para ajustes. Y así. En 2021 diseñó el vestuario del Ballet de Nueva York.
Sigue siendo menudito, rubio, de piel dorada e histriónico, como en sus inicios, como cuando apareció hace dos décadas por la pasarela blanca y de fondo amarillo en el cierre de su participación en la semana de la moda de Nueva York: en esa edición fue el diseñador más joven en mostrar una propuesta. Esteban piensa mucho para responder cada pregunta.
—¿Cómo se recuerda cuando tenía 18 años y comenzó como diseñador?
—Muy echado para adelante, sabía lo que quería, tenía los sueños claros y el apoyo de mis padres y mi familia, podría ser lo que quería, expresarme como quisiera. Era un chico muy espontáneo en una época mucho más libre, no había tanta pantalla, era una época donde la gente que iba a las pasarelas no estaba mirando sus teléfonos, sino presente en el momento.
—Colombiamoda fue también una de sus plataformas.
—Sí, en 2010. ¡Es muy fuerte que eso ya fue hace 12 años! Fue mi primera colección con el Éxito, en ese primer desfile trajimos modelos internacionales, era una moda muy europea en un contexto colombiano y como estaba empezando mi vida en París, traje mucho de eso. Un momento especial.
—¿Quiénes son sus referentes?
—Como en la vida y en las canciones hay muchísimos, mi padre y mi madre, mis hermanos, mis amigos del alma que han estado conmigo por más de 25 años. Hay mentores, diseñadores, artistas, son muchas personas.
—Al menos un nombre...
—Mi padre, Valentino Cortázar, un gran artista colombiano. También Gianni Versace; Holli Rogers, la directora de Farfetch; y Natalie Massenet que me ayudó a lanzar mi marca en París.
Precisamente su familia y sus amigos, dice, son quienes le han ayudado todo este tiempo a tener los pies sobre la tierra. Lo mantienen en un lugar centrado, lo arropan. Es gente que lo empuja, lo alza, hacen que se sienta bien. Lo quieren.
—He pasado por cosas buenas y malas, he subido y bajado, ha pasado de todo, pero ha sido un aprendizaje y eso le pone a uno los pies sobre la tierra.
—¿Eso quiere decir que estar abajo le ha enseñado?
—Claro, estar ahí y volvernos a parar es, probablemente, la mejor enseñanza. Ahí es donde podemos entender mucho más de nosotros mismos para crecer, madurar, saber que nada es permanente, que las cosas llegan y se van, por eso encontrar y celebrar los valores más profundos como ser humano es lo más importante.
Sus días no están cortados con la misma tijera: todo depende de la ciudad donde se encuentre. Si es en Miami se levanta temprano, hace ejercicio, trabaja, va a la playa, se ve con los amigos, está tranquilo. En París la rutina es distinta, el frío lo obliga a levantarse de la cama más tarde, a trabajar en las noches y a salir menos a la calle.
Su vida suena según el estado de ánimo que tenga. En su lista de Spotify aparecen Rosalía, George Michael, Mariah Carey, Dua Lipa. Hay algo de música clásica, ópera y salsa. Le encanta el house, el techno, el disco. Es muy “eclíptico”.
—¿Qué escucha por estos días?
—Boleros cubanos porque ahorita estamos haciendo el vestuario para el Ballet de Miami, venimos escuchando al compositor Ernesto Lecuona.
—¿Y qué más planes tiene?
—Viene una colaboración con el equipo de fútbol París Saint-Germain que saldrá a principios del próximo año.
—¿Cuándo volveremos a ver a Esteban Cortázar en las pasarelas de Colombia?
—Creo que pronto, porque tienen mucho sentido con los proyectos que tengo actualmente.