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El Vía Crucis de Fernando Botero en un libro de $16 millones

Artika, el sello de libros de artista de Editorial Planeta, presentó su propuesta sobre la serie del maestro Botero en el Museo de Antioquia.

  • El libro de lujo tiene los dibujos y pinturas de la serie Vía Crucis, retratos de Ruven Afanador y ensayos de críticos. FOTO CORTESÍA
    El libro de lujo tiene los dibujos y pinturas de la serie Vía Crucis, retratos de Ruven Afanador y ensayos de críticos. FOTO CORTESÍA
  • El maestro Botero firmó 200 ejemplares de este libro de lujo. FOTO CORTESÍA
    El maestro Botero firmó 200 ejemplares de este libro de lujo. FOTO CORTESÍA
22 de septiembre de 2022
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En 2012, Fernando Botero donó su serie Vía Crucis al Museo de Antioquia, una obra que es de gran importancia para el maestro, tanto así que quiso conservarla completa, y después de la publicación del libro Mujeres, pidió que fuera el siguiente trabajo que se inmortalizara igual bajo el sello de Artika

Macarena de Eguilior, directora editorial, compartió que el artista estuvo muy involucrado en la edición, aprobó las pruebas de color, firmó doscientos ejemplares y quiso que el lanzamiento mundial se hiciera en el Museo de Antioquia, frente a los originales que ahora están impresos con cuidado, justo en el año que se celebra su cumpleaños 90.

El proyecto necesitó cuatro años de desarrollo y movilizó al Museo, que con gusto aportó el acceso a las obras. Además, el libro contiene dos textos. El primero, de la directora María del Rosario Escobar, recoge la historia de la donación y el proceso de transformación que ha vivido la ciudad gracias a este regalo; y el segundo es del curador Camilo Castaño, que analiza los dibujos que hacen parte de la serie.

Las otras firmas son las de Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la Unesco, que muestra la gran contribución del artista en cuanto a la universalización de la cultura y del arte; y la de David Ebony, crítico estadounidense, que repasa las características que componen el estilo Botero.

El volumen se cierra con una completa cronología de las exposiciones del maestro alrededor del mundo, ilustrada con sus respectivos carteles, para ver la magnitud del recorrido que ha hecho su obra a través del tiempo.

La edición de Vía Crucis hace posible apreciar con la mayor fidelidad posible en un impreso las obras, además de acceder a su estudio. La cubierta del volumen es una imagen inédita, impresa sobre tela de lienzo: un detalle silueteado del óleo Cerca de la Cruz (2010), perteneciente a la colección particular del artista.

Dentro vienen dos tomos, que está unidos con tres puntos de goma, que reúnen las láminas acompañadas de citas bíblicas, impresa en papel semitransparente rojo. Todo en un estuche que incorpora dos planchas de metacrilato transparente, que funcionan como vitrinas para la portada y la contraportada, que son retratos de Ruven Afanador.

El marco lateral del estuche es de madera lacada en rojo con una firma en relieve del artista, es extraíble. Son 2.998 ejemplares, 200 de la edición están firmados. Son libros tan exclusivos que es mejor tocarlos con guantes porque se consideran obras en sí mismos.

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El Vía Crucis

Para un artista cuya obra es celebración y placer, evitar el dolor, cuando este se hace más presente, es impactante. Así es en el trabajo del maestro Botero, según explica el curador Castaño. La tragedia que sigue a la voluptuosidad es más fuerte, como en Pedrito a caballo, huella de uno de los dolores más grandes en la vida del artista. También ese dolor puede ser búsqueda y estudio.

Castaño explica que la serie del Vía Crucis es una muestra de lo estudioso que es Botero con la historia del arte, su afán de revisarla con ojos ajenos (desde la periferia latinoamericana) e inscribirse en ella, haciendo homenaje a sus colegas más admirados, como lo son los renacentistas.

“Con su estilo, Botero recorre la pintura europea, desde el año 1200 hasta la irrupción del Barroco, a través de referencias a grandes obras de Giotto, Piero della Francesca, Miguel Ángel o Velázquez, entre otros”, explica la comunicación de Artika.

Para Castaño, este trabajo es una muestra de cómo uno de los temas principales de la obra de Botero es la pintura en sí misma, el estudio de los colores, las formas, las perspectivas y los referentes. La pasión más grande del artista.

“Cada cuadro que tenemos de esta serie, cada dibujo es una oportunidad para mirar desde la óptica de este gran observador de la historia del arte, como nos desmenuza las soluciones creativas que tuvieron que asumir los artistas a lo largo del tiempo para representar cosas que son muy complejas”, explica Castaño.

Lo que dicen las obras

En el Museo, no todas las obras de la serie están exhibidas, pero sí hay piezas clave que permiten mostrar detalles de los temas abordados por Botero. Quizás la más importante es “Cristo ha muerto”, que muestra a Jesús crucificado en pleno Central Park, del mismo color del verde oxidado de la Estatua de la Libertad, muriendo mientras los transeúntes lo ignoran. Una crítica a los tiempos indolentes, además una forma de recordar el tema de las advocaciones, explica Castaño.

Igual está una versión de “La Piedad de Miguel Ángel”, que aborda la ternura del amor de una madre descorazonada y pone en evidencia el trabajo del escultor. La figura de María tendría que ser mucho más grande que Cristo, si se tratara de una representación fidedigna, para que el conjunto de madre e hijo se vieran así, pero el maestro italiano recurre al artificio en pos de la armonía del conjunto, de la representación del dolor, truco que Botero, como gran estudiante devela, explica Castaño. A eso se suma que acerca el tema a Colombia y a la violencia, que es parte de su interés. La misma imagen puede hacer referencia al dolor de las madres que día a día pierden a sus hijos víctimas de la guerra.

Aunque es un tema religioso, en el Vía Crucis son pocas las figuras más “mitológicas” de la narración bíblica. Sí está Jesús crucificado, la Virgen doliente, la traición de Judas, pero apenas aparece un ángel, el dolor está mediado “como frente a un espejo”, explica Castaño.

Ahora la experiencia de ese espejo está en formato de lujo, en un libro que cuesta 8.000 euros (unos 36 millones de pesos), si es la edición romana firmada por el maestro, y 4.500 euros (unos $16.000.000) los demás.

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