El museo más antiguo del departamento y segundo de Colombia tiene una alerta cada que hay lluvias fuertes. Debajo de los 4.500 metros cuadrados de área lote del Museo de Antioquia pasa un afluente de la quebrada Santa Elena que se ha desbordado y ha inundado parte del sótano en varias ocasiones.
Sus directivas han tomado acciones conjuntas con EPM y han realizado planes de contingencia para proteger sus colecciones. Sin embargo, una inundación mayor podría poner en riesgo su patrimonio.
Son días para pensar en acciones concretas. A principios de septiembre un accidente ocurrió en el Museo Nacional de Río de Janeiro: el 90 % de sus instalaciones lo consumió un incendio, una tragedia que según el ministro de Cultura brasileño, Sergio Leitão, “podía haberse evitado”.
Para María del Rosario Escobar Pareja, directora del Museo de Antioquia, la primera causa de que suceda una tragedia es la desidia: “Tenemos que acentuar y pedirle a las instituciones públicas y privadas que no nos olviden. Imagínate que nuestra ciudad no vuelva a ver a Pedrito Botero o a Horizontes”. Ella administra una institución que tiene alrededor de 6.000 piezas en su colección y de las cuales aproximadamente el 20 %, 1.200, están exhibidas.
De cuidado
¿Cuáles son los protocolos ante tragedias y casos críticos en los museos más importantes de Medellín? Siguiendo con el ejemplo del Museo de Antioquia, este actualmente tiene una red contra incendio que detecta el humo, a partir de los cuales activan alertas de emergencia y seguridad, aunque no es el mejor sistema.
María del Rosario indica que hoy existen otros de detección de humo que funcionan con gases que son mucho más eficientes. “Como este museo se hizo hace 20 años no lo tenemos, pero es parte de un proceso de renovación tecnológica que quisiéramos tener”, comenta.
En el caso del Museo Universitario (MUUA) la situación es parecida. Cuentan con cuatro colecciones de unas 100.000 piezas, cuyo contenido es de distintos materiales (en esto es similar al de Río de Janeiro). Su director, Santiago Ortiz, cuenta que se han hecho esfuerzos por cambiar su antiguo sistema eléctrico para evitar cortos. Aunque no tienen alarma contra incendios, sí extintores repartidos por su edificio. “Hemos contemplado la posibilidad de tener otros, pero son muy costosos y no ha sido posible conseguir estos recursos”.
Por su parte, el Museo de Arte Moderno de Medellín, cuya expansión en Ciudad del Río cumplió tres años, cuenta con una red de emergencias y contraincendios renovada y, en general, “una buena infraestructura en ese sentido”, señala María Mercedes González, su directora.
Esta institución tiene alrededor de 2.100 obras en su colección, de las cuales en exhibición tienen un porcentaje muy bajo (no llega al 10 %). Sus rubros para mantenimiento, seguridad y sistemas de control y pólizas multirriesgo suman unos 500 millones de pesos (casi el 10 % de su presupuesto).
Patrimonio público
Estas experiencias de tres museos de Medellín no son perfectos en sus redes de alerta. Sus indicadores de riesgo y prevención, sin embargo, son apenas la punta del iceberg. Juan Carlos Cipagauta, coordinador del programa estatal de Fortalecimiento de Museos, indica que más del 75 % de los museos en el país son muy informales. “Su director también maneja la casa de la cultura, vende boletería, apoya la gestión del patrimonio, son vigías o hasta hacen el aseo”.
Los estándares en el país para constituir un museos, según el funcionario, tienen unos mínimos básicos. Entre ellos, debe ser una institución abierta, por lo menos, una vez al mes; debe investigar, conservar y exhibir testimonios materiales, inmateriales o naturales, y tener una personería jurídica.
El asunto es que esto hace que no sean instituciones fuertes, puesto que no hay exigencias mayores. “En Europa tienen unas políticas más fuertes. Allá deben cumplir algunos parámetros esenciales de accesibilidad, personal y conservación”, explica él.
Y no es una preocupación única del país. El mes pasado, las autoridades de patrimonio cultural de China anunciaron inspecciones de los sistemas contraincendios de los museos de su país con el objetivo de reducir riesgos y evitar desastres como el ocurrido en el Museo Nacional en Brasil.
Por eso, Cipagauta indica que Colombia debe suplir esa falencia que tiene con sus políticas de gestión de riesgo. Por ahora, desde este Programa se encuentran actualizando la Política Nacional para presentarlo al Ministerio de Cultura.
Catedrales
El director del Museo Nacional de Colombia, Daniel Castro, aclara que una ley o una política no impide un incendio o terremoto, pero una tragedia como la ocurrida en Brasil sugiere tener planes de prevención: “Es un llamado para hacer operativos y brigadas de emergencias, trabajar en acciones pequeñas y sensibilización”.
Según María Mercedes González, indiferente de si el origen es público o privado, los museos tienen una vocación de servicio, por lo que su responsabilidad con la gente es enorme. Para ella, las lecciones de lo ocurrido en Brasil son varias, entre ellas tomar acciones y esfuerzos de prevención y velar por el cuidado de las colecciones.
También comenta que la manutención hace parte de la integralidad. “Muchas veces no es bien visto que un patrocinador o alguna entidad oficial aporte para el funcionamiento, pero la verdad es que los contenidos, la programación y la experiencia del público, sin estos atender estos rubros, puede llevar a tragedias como la que sucedió”.
Luego de la noticia que conmocionó al sector, la directora del Museo de Antioquia recordaba lo humanos que son estos centros culturales: “No están hechos de titanio, son frágiles, vivos, cíclicos. No se debe dar por sentado su presencia y hay que cuidarlos mucho”.
