En las crónicas de Gustavo Adolfo Ospina la poesía se aparece algunas veces, como cuando contó la historia de Rosa Bayadales, una señora de Tarso. “¡Y se cumplió el plazo! Luego de veinte años de haber estado encerrada, has vuelto a salir a la calle, Rosa Bayadales. Has dejado otra vez que el Sol, como si tuviera manos, se posara en tu piel y has pisado nuevamente el andén de tu casa”.
Fue un poema-crónica que Chiqui –el Gustavo parece ser el nombre formal, el Chiqui el de todos los días– escribió en 2010 y salió publicado en EL COLOMBIANO, como salen publicadas sus crónicas y sus noticias casi a diario.
Pocos supieron esa vez que en los caminos de la poesía él ya había trasegado en un libro de poemas, El paisaje alucinante, que publicó en 1992. Tampoco supieron muchos que la poesía no se ha ido, que sigue fuera de las crónicas, sobre todo en las noches, cuando ha dejado de ser periodista y también un papá que debe arreglar la casa.
Los versos llegan, y no todos al tiempo para ser poema, porque el Chiqui explica que hacer un poema es muy complejo, hay que pensar en la forma y en el fondo, y conjugarlas.
Los poemas que ha escrito en este tiempo están ahora en el libro Noticias del insomnio, un título que conecta con la idea de que él es periodista la mayoría del tiempo, si bien la literatura ha estado en su vida desde lo académico: hizo una especialización en Literatura colombiana.
Sus temas son universales –el amor, la tristeza, la muerte, la guerra, la vida misma–, y aunque muchos le han preguntado por un libro de crónicas, él se queda con la poesía porque, le parece, trasciende más en el tiempo.
Por supuesto, el periodismo y la literatura se encuentran. “Al sopor de la noche y las guerras de la ciudad –se lee en la contratapa del libro– surgen los versos de Noticias del insomnio”.
La poesía ha estado ahí, desde cuando era adolescente y escribía versitos. Cuando uno de sus amigos moría, él era el que escribía algo bonito, elaborado, sentimental, para decir adiós. Siempre ha estado la inquietud. “El mundo mío es la expresión”.
Solamente poesía. Ahí es donde se siente mejor. No la novela, no los cuentos. El verso libre, pese a que aprendió a hacer rima, con su musicalidad, con su juego con el lenguaje y las metáforas, que es lo que le interesa. Transgredir el lenguaje para valorarlo más, dice.
De Noticias del insomnio, “de mi atrevimiento de cronista de ciudad desde la poesía”, conversa esta noche, a las 7:30 en Otraparte, con el poeta Federico Díaz-Granados, y con sus lectores y amigos. Sabe que aunque la poesía narra nada y todo a la vez, y es más retórica y necesita un esfuerzo para entenderla, entre más colectiva, mejor.