Pamuk estaba escribiendo su libro Nieve (2002) cuando los talibanes derribaron las Torres Gemelas. La novela es la historia de Ka, un poeta que regresa a Turquía después de 12 años de exilio político y por un encargo periodístico termina cerca de las fronteras con Armenia y Georgia, un lugar lleno de tensión política. Pamuk mencionaba a Osama bin Laden, en medio de su descripción del contexto, pero cuando cayeron las Torres en 2001 decidió sacarlo del relato.
En 2016 empezó a escribir Las noches de la peste, una novela de inspiración histórica que narra la llegada de la tercera ola de la peste bubónica a una isla mediterránea imaginada, a finales del siglo XIX. Cuando se diseminó el covid-19 por el mundo, no era que pudiera borrarlo todo, pero le quedó la sensación de que el virus se había esparcido desde su manuscrito al resto del mundo. No pudo evitar sentirse culpable.
La deuda con las mujeres
Otra carga que tiene es la del machismo intrínseco de su cultura, que ha mantenido en silencio a las mujeres sistemáticamente en distintos campos a lo largo de la historia. Por eso decidió hace un tiempo dar preponderancia a los personajes femeninos, su visión y su voz. De ahí que la narradora en Las noches de la peste sea Mîna Minguerli, una historiadora que, a través de las cartas que dejaron los personajes que vivieron los hechos, busca reconstruir la historia. También que uno de los personajes principales sea Pakize Sultan, hija del sultán depuesto Murat V, que se casa con el doctor Nuri Bey, especialista en cuarentenas, por orden de su tío, el nuevo sultán. Después de crecer encerrada en un palacio, Pakize termina en la isla Minguer, donde se da la acción, y por las circunstancias debe mostrar los dotes intelectuales, que no se le permitían mostrar en su cotidianidad.