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Adriano, emperador del imperio Romano, adoraba al joven Antínoo. “No éramos dos, éramos uno. Nos enlazábamos y desligábamos”, dice, en medio del profundo dolor por la muerte de su protegido a quien decide, por mandato imperial, elevar a categoría de dios.
La nueva propuesta escénica del Colectivo Teatral Matacandelas es un montaje sobre la belleza y el amor. El punto de partida es un poema dramático del escritor portugués Fernando Pessoa (1888-1935), que se centra en la muerte del amado de Adriano, Antínoo, luego de que le traen el cadáver de este.
La admiración por la poesía de este autor, de quien el colectivo hizo el montaje Oh marinheiro, los llevó a hacer uno nuevo. La primera función es hoy a las 8:00 p.m.
Como sucede en el género de tragedia griega, un coro recrea la voz de la consciencia de los personajes. A su vez hay un actor que hace las veces de “enlace”, el que conecta la historia con el tiempo actual –hasta tiene corbata–.
Diana Acosta Rippe, investigadora de arte dramático estudiosa de Pessoa y asesora literaria del montaje, comenta que Antínoo es una alusión a otro tema más grande: “A Pessoa no le importa que sean dos hombres o sobre un jovencito, sino que lo relevante es el amor de Adriano –el dueño del mundo– que se volvió devoto por él”.
A su vez, el dramaturgo enfatiza que la idea con la obra es enaltecer la belleza y el amor. “Se engañan los que ven a Antínoo en un sentido homosexual. Pessoa quiso ensayar un poema sobre la plenitud amorosa”, explica.
En escena están siete corifeos –integrantes del coro–, el cadáver de Antínoo, acompañado por Adriano y el enlace. En medio de las tablas, sobre un ataúd, yace el cuerpo del joven. Una luz cálida atraviesa el ambiente, las estrellas se asoman y la luna, “hecha para contemplar”, despunta en el ambiente. En el cielo está Antínoo, y en la Luna “la mejor parte de la eternidad” .