Esta arquitecta mexicana tiene 15 años de experiencia en instituciones culturales y ha trabajado en Colombia, México y Estados Unidos.
El Museo de Arte Moderno de Medellín empieza una nueva etapa con la llegada de Marielsa Castro Vizcarra, nueva curadora jefe, quien asumió el cargo a principios de este mes después de la salida del guatemalteco Emiliano Valdes, el pasado 31 de diciembre, tras una década en el cargo.
Marielsa Castro (1984) es mexicana, arquitecta de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, y tiene una maestría en Arte, Diseño y Dominio Público de la Universidad de Harvard.
Antes de radicarse en Medellín había vivido en Bogotá tres años. Allí llegó en 2017 por su investigación sobre procesos de memoria. Trabajó en el Museo del Banco de la República, liderando la parte de servicios al público y educativos. Luego volvió a México donde estuvo como curadora asociada del Museo Jumex en Ciudad de México.
Con su llegada al Mamm el cargo se mantiene en manos extranjeras con miras a articular el museo con la escena artística latinoamericana.
EL COLOMBIANO habló con Marielsa de su llegada a Medellín, su experiencia en Colombia y lo que se propone como curadora jefe de uno de los museos más importantes de la ciudad y el país.
Antes de llegar al Mamm ya había trabajado con el museo desde México...
“Hace tres años co-curé una exposición de un artista mexicano que se llama Rodrigo Hernández que se exhibió tanto aquí como en el Museo Jumex, un proyecto muy bello, en donde ambas instituciones colaboraron para tener una exposición similar en ambos espacios, entonces vine, estuve en Medellín un par de días, conocí el museo, el equipo y ahí fue cuando dije, yo quiero trabajar aquí”.
¿Por qué?
“Realmente creo que hay pocos museos como el Mamm en Latinoamérica. El nivel de profesionalidad, el nivel de espacio, de alcance internacional y de contenido crítico que tienen sus exposiciones. Obviamente esto es producto de un equipo que viene trabajando los últimos años, pero yo tenía claro que para mí era un gran crecimiento profesional el venir al Mamm como curadora en jefe”.
¿Qué de esa primera experiencia que tuvo viviendo en Colombia la hizo querer volver?
“Cuando viví en Bogotá fui realmente feliz, y eso que yo odio la lluvia y el frío, pero personalmente creo que la cultura colombiana y la cultura mexicana tienen muchísimo en común, mi familia política está en Colombia, tengo muchos intereses también en la cultura colombiana y en particular en el arte de aquí y en el arte latinoamericano. Me interesa poder crecer lo que estaba trabajando en la Ciudad de México”.
Se dice mucho que Medellín y México se parecen, sobre todo por el asunto de la violencia, del narcotráfico, ¿qué tanto es eso cierto?
“En temas de arte contemporáneo creo que son muy distintos. La Ciudad de México es una ciudad donde hay mucho de todo, hay más de 100 museos, hay muchísimas galerías, centros culturales, espacios independientes, espacios creados por artistas, espacios efímeros, hay todo tipo de arte y todo tipo de escena. Pero México es una ciudad de 20 millones de habitantes, es una ciudad extensísima. En Medellín los museos se pueden contar casi con la palma de la mano entonces tienen que asumir un rol muy importante, que es el de todos estos otros espacios, que si bien sí hay, de nuevo, se pueden contar con la palma de la mano, entonces creo que los museos tienen ese rol y ese reto, ser un espacio para todos, accesible a todo tipo de público, entendiendo las grandes responsabilidades que tienes como institución cultural”.
Su trayectoria curatorial ha estado muy ligada al asunto pedagógico, ¿cómo hacer que la gente se interese en los museos?
“De entrada hay que conocer la escena. Si algo tengo de tarea ahorita es conocer quién es el público del Mamm y quiénes son los que no vienen al museo. Para poder atraer a mayor cantidad de público hay que entender cuáles son los intereses de esas personas y las razones de por qué no vienen. Y creo que algunas estrategias podrían ser, por ejemplo, sacar al museo del museo. El museo tiene una programación educativa y pedagógica increíble, y sí tiene proyectos que salen del museo, pero es importante acercarnos a esas comunidades a las que queremos llegar. Entonces, lo primero es conocer y entender qué es lo que la gente está esperando de este museo, escuchar lo que está sucediendo”.
El museo empieza una nueva etapa con usted, ¿hacia dónde quiere ir?
“Yo le tengo una admiración absoluta al trabajo anterior. Tanto a Emiliano como a María Mercedes y a todo el equipo, creo que han hecho un trabajo espectacular. Yo no creo en llegar a hacer el cambio por el cambio, primero debo tener un conocimiento real sobre el museo, la escena, la ciudad, para poder empezar a proponer. Tengo experiencia en procesos pedagógicos y comunitarios desde el arte, me interesa conectarnos con comunidades normalmente no visitan los museos, eso también ha sido algo que he hecho intencionalmente y recurrente en todos los museos en los que he trabajado, pero creo que el mayor reto es poder tener un balance entre exposiciones regionales e internacionales, entender la escena local y hacer del museo una plataforma para todos estos artistas”.
