Para unos esta pandemia ha sido un descubrimiento: relacionarse de otra manera con los animales, la naturaleza, la cotidianidad, los hábitos de consumo, la casa. Para otros, la oportunidad de aprender a pensar la soledad y los vínculos afectivos. Ha servido para todo.
Esas maneras de ver el mundo en pandemia quedaron plasmadas en el proyecto Memorias de la Pandemia, del colectivo sin ánimo de lucro HagalaU, con más de 20 años de historia en Medellín. La iniciativa arrancó al tiempo que llegaron las noticias del coronavirus y desde ese día tiene la tarea maratónica de documentar este episodio histórico. Más de 100 artistas se sumaron para narrar esta crisis social que ha dejado millones de muertos. Reflexiones escritas, canciones, ilustraciones, fotografías, cómics, foros virtuales, podcasts con historias de vida, una exposición virtual y un microdocumental hacen parte de Memorias de la Pandemia que está publicado en Internet y cuyo acceso es libre.
“Encontramos que hay una pregunta profunda sobre la existencia y el futuro de las personas en el planeta, un malestar sobre el comportamiento humano en su relación con el entorno. En Memorias de la Pandemia lo que hacemos es mostrar cómo se vieron afectados los artistas y cómo ellos leen la sociedad y las relaciones humanas en medio de los cambios generados por la covid-19”, explicó Santiago Arango, director de HagalaU, quien recordó que su entidad es independiente y que trabaja en pro del arte y la cultura, sin recibir un salario a cambio.
Más que un registro del impacto de la covid-19, Memorias de la Pandemia es un testimonio libre, sensible, directo y poético. Una lectura desde el arte que invita a pensar sobre el miedo, el caos, las desigualdades y otros temas que aparecieron con el virus.
Asimismo, Arango cuenta que los artistas hacen una lectura de las angustias que ha traído el desempleo y se preguntan sobre el morir en las condiciones actuales y eso es lo que plasman en sus obras, distribuidas a través de las plataformas radiales y digitales de HagalaU. Además, será distribuido en las bibliotecas de la ciudad y el país.
La pandemia en letras
Con sus memorias han participado artistas de distintos géneros y expresiones. Una de ellas es Natalia Valencia Zuluaga, la compositora y teclista del grupo Estados Alterados, quien por estos días se define como un ser en pausa. Una angustia. O una variante emocional. Y eso se escucha en su forma de hablar: despacio, paciente y con silencios cada minuto. Es muy cuidadosa con las palabras que dice.
“Las preocupaciones llegaron en ráfaga, divididas entre médicos que se iban a morir trabajando por salvar vidas, entre ellos mis hermanos adorados, y los que se iban a morir de hambre por no poder trabajar”. Estas líneas se leen en el segundo párrafo de su texto que hace parte del proyecto transmedia ‘Memorias de la Pandemia’.
Ella siempre ha estado rodeada de profesionales de la salud: sus hermanos, su esposo, su suegro y su padre. Todos, médicos. Es hija del salubrista Pedro Luis Valencia, asesinado por los paramilitares el 14 de agosto de 1987 en su propia casa en Medellín.
“Le escribí también a los médicos porque creo que son pilares básicos de la vida. Han trabajado tan duro y me parece que en la cadena alimenticia de la salud están al final. Fue como una dedicatoria”.
Una pregunta constante de Natalia es: “¿Qué puedo decir?”. Y este confinamiento la inspiró para responder —y responderse— escribiendo.
“Escribí estos párrafos y los revisé más de 30 veces, una y otra vez, para que tuvieran una lógica y fueran honestos, para que se entendiera”, señala.
Con este ejercicio de escritura creativa, Natalia logró expresar sus pensamientos en época de pandemia y por eso, así finaliza su texto: “Sé que la vida me sonríe a diario, por eso mismo siempre le sonrío de vuelta. Es poco lo que necesito, lo esencial y lo verdadero son simples. Que esto no se vuelva invisible a mis ojos, que lo recuerde, es lo que me repito una y otra vez”.