El Ararat es el monte donde ancló el Arca en el relato del Diluvio Universal. La artista y arquitecta Dora Mejía quiso interpretarlo con ojos actuales. Viendo imágenes de prensa sobre ese lugar encontró que era la metáfora perfecta para evidenciar las migraciones y desplazamientos contemporáneos. Esa montaña representa lo que se repite en la humanidad.
“Lo que tienen de interesante los mitos es que se repiten”. Al hacerlo, dice ella, le dan la oportunidad a la humanidad de iluminar y comprender el presente. A la arquitecta le preocupan los fenómenos migratorios globales: la huida, el desplazamiento, los asentamientos efímeros, los naufragios, las extinciones, los desastres ambientales, del presente y de siempre, expresados en imágenes.
De hecho es un tema recurrente en su obra. “Por donde uno quiera se ven grietas y migraciones”, comenta, en relación a la más reciente exposición individual, El Monte Ararat, que ya se exhibe en la galería La Balsa, y que está pensada para ese espacio, específicamente.
La autora reinterpreta el mito del Arca de Noé bajo el contexto actual. “La humanidad no ha encontrado la salvación y está en un perpetuo desasociego y huida”.
Trasegar
Los temas de los artistas a veces vienen de imágenes, instantáneas, que abren múltiples caminos. Una que encontró Dora en la prensa despertó varias ideas: el Monte Ararat histórico, el mito, los acontecimientos del Diluvio Universal, las migraciones y desplazamientos, la descripción geográfica, el volcán dormido.
Para Dora Mejía, Ararat es sobre todo un símbolo. El mito lo muestra como escenario del arca sagrada que llevó a la salvación. En Ararat nació de nuevo el mundo, con machos y hembras de todas las especies.
El documental Mas allá de la gran ola, sobre la obra del gran maestro Hokusai (1760-1849), muestra cómo el japonés hace diferentes interpretaciones de un mismo paisaje, el monte Fuji.
Ese trabajo fue clave para Dora en el momento de afrontar el Ararat. Distintos planos del monte, a diferentes distancias, van evidenciado el conjunto de su trabajo, en blanco y negro. “La manera como trabaja Hokusai con los planos es la misma con la que uno trabaja con los layers en estas propuestas”, indica la artista.
El medio
Las imágenes de Dora son construidas a partir de datos visuales, aunque su trabajo está siempre a favor del concepto o la idea. En esta exposición hay un regreso a la clásica en apariencia, construida con imágenes de internet. “No es que uno se proponga trabajar con un medio sino que estos van siendo el soporte de las ideas”, dice.
Para ella la red plantea miles de posibilidades, pero el reto está en centrar, ser claro y elegir un estilo.
El proyecto Monte Ararat consiste en 50 piezas bidimensionales, básicamente impresiones digitales, y dos videos, producto de un año y medio de trabajo.
Ahí está, por ejemplo, esa imagen, Peregrinación, una impresión digital sobre papel, de 44x34, blanco y negro, con una blanco total casi en el centro, en la punta de una montaña pequeña, que puede ser, precisamente, El Ararat. Hay más montes, más montañas, muchas líneas, y un montón de rectángulos pequeñitos que encandilan, donde se pierde todo lo demás, en la parte de arriba.