Este año el emblemático Teatro Adolfo Mejía le abrió las puertas al Cartagena Festival de Música. Artistas, maestros y seguidores de la ópera clásica se dan cita en este recinto que fue inaugurado hace 110 años para vivir y celebrar los 15 años del evento.
Una edición muy singular. A pesar de que es de manera semi-presencial, las restricciones producto de la pandemia han obligado a la organización a innovar para hacerla realidad. Aforo de público más reducido, uso obligatorio de tapabocas y limpieza periódicamente de la silletería y los escenarios son algunas de las medidas adoptadas durante los cinco días que dura el festival.
Para Julia Salvi, presidenta de la Fundación Salvi y organizadora del evento, el principal reto que enfrentaron este año fue entender que la pandemia “llegó para quedarse con nosotros un tiempo, que no sabemos hasta cuándo será, pero que tenemos que aprender a convivir con ella por el tiempo que venga”.
“Cada que los músicos salen del ensayo o la presentación se limpian los vidrios que dividen a los artistas de viento, igualmente salen hacia un espacio abierto para que tomen aire y regresen”, explica Salvi. A propósito de los artistas, antes de su llegada se les dejó claro el protocolo de bioseguridad para cuidar su salud y la de los asistentes.
Otro dato: las sillas (en material de cuero y metal) que se están utilizando en el Adolfo Mejía fueron llevadas del Centro de Convenciones porque “cumplen los requisitos que permite limpiarlas cada vez que hay una nueva programación”, mientras que las sillas de los músicos son de la Casa 1537, las cuales fueron cuidadas previamente.