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Una banda de música caribeña: el producto que le faltaba a Bohío Playa

Daniel Velásquez, el fundador de la popular marca de Medellín de productos playeros, lanzó este año su nueva banca: Bajo el palmar bohío.

  • Con su nueva banda, el fundador de Bohío Playa ya ha lanzado dos sencillos y espera lanzar su primer álbum en octubre de este año. FOTOS: CORTESÍA Y CARLOS VELÁSQUEZ.
    Con su nueva banda, el fundador de Bohío Playa ya ha lanzado dos sencillos y espera lanzar su primer álbum en octubre de este año. FOTOS: CORTESÍA Y CARLOS VELÁSQUEZ.
30 de agosto de 2023
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Bohío Playa, la popular marca de ropa playera, que nació en Envigado en 2016 y fue registrada en 2017, lanzó este año el producto que le faltaba: una banda de música caribeña dirigida por su fundador Daniel Velásquez.

Y es que la música y la marca, que este año abrirá su primera tienda física en Cartagena, han estado ligadas desde el principio. De hecho, Bohío Playa nació a partir de la ropa que usaba Daniel cuando cantaba con La Fragua, una banda que comenzó con unos amigos cuando todavía estaba en la universidad estudiando comunicación social.

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Con La Fragua, Velásquez viajó la década pasada a Estados Unidos, México y Cuba tocando ritmos caribeños que mezclaban con otros géneros como el rock. La música de la banda era pegajosa y las contrataciones nunca faltaron, pero llegó un momento donde el público hablaba más de la ropa que usaban los artistas que de la música que tocaban, según cuenta Velásquez.

Inspirado en el Joe Arroyo y Grupo Niche, Velásquez mandaba a hacer las camisas que lucían en los conciertos con una costurera que le presentaron unas amigas de la universidad. Al ver la acogida que empezaron a tener las pintas las empezó a vender y a promocionar: se iba para los hoteles a donde llegaban los artistas a Medellín y les regalaba la ropa, luego les tomaba fotos y las subía a sus redes sociales. Así convirtió en clientes a cantantes como Vicente García, Gusi, Juanes y Carlos Vives.

La empresa despegó y en 2017, en compañía de su hermano y de su padre (un transportador escolar que con el pago de un viaje le compró a Daniel su primera guitarra), montaron la primera tienda física en Envigado. Por el trabajo que le tomaba la empresa, que ya no solo hacía camisas sino también pantalonetas, vestidos de baño y otros productos para ir a la playa, a Daniel lo echaron de La Fragua en 2018.

La tusa le duró seis meses. A finales de ese año montó otra banda de música tropical, Los cañaverales del bohío. Mientras estuvo allí, su empresa creció exponencialmente: empezó a producir ropa con materiales reciclados, abrió nuevas tiendas, y sus productos llegaron a países como Panamá, Costa Rica y Estados Unidos. En el 2021, Daniel y su hermano Camilo hicieron parte de los 30 emprendedores del año, según Forbes Colombia.

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Aunque parecía que había encontrado el equilibrio ideal entre la música y el emprendimiento, Daniel se retiró de Los cañaverales a principios de este año porque, según él, ya no aguantaba ese “voltaje” de fiestas. Además, se sentía presionado porque para el resto de la banda la música significaba su trabajo y fuente principal de ingresos, mientras que para él era más una actividad de horas libres y fines de semana.

Al preguntarle por cuál profesión prefiere entre empresario o cantante, Daniel duda un poco, pero responde que empresario. Ha sido su empresa la que lo ha llevado a conseguir sus más grandes sueños. Sin embargo, eso no quiere decir que esté dispuesto a abandonar la música.

En marzo fundó Bajo el palmar bohío, otra banda con la que quiere hacer música con un concepto muy similar al que aplica a su marca de ropa “Hecho a lo abuelita”. Eso quiere decir que quiere hacerlo lento, a su ritmo y sin afán. Quiere tocar lo que quiera cuando quiera.

Pero aunque dice querer ir lento, en los últimos seis meses ya publicó las dos primeras canciones: Aroma de coco y En el amanecer. Estas harán parte de su primer álbum, que espera lanzar el próximo octubre.

Sobre su música, Velásquez dice que es como “un viaje en el que vos te montás en un botecito y ves el mar, ves la arena, ves todo. Es un viaje introspectivo a sentimientos propios, principalmente al amor”.

Dice que no aspira a convertirse en un cantante famoso, insiste en que le gusta la vida tranquila. Con el lanzamiento de su primer álbum habrá cumplido su gran sueño artístico: “mis más grandes aspiraciones con la música son sentirme realizado, más que convertirme en un boom musical. Eso me tiene sin cuidado. Yo ya he cumplido muchos sueños con mi marca y con mi vida, entonces no es que me quiera volver J Balvin. A mí me gusta vivir tranquilo, yo grabo música y si a la gente le gusta bien, y si no también”.

Álvaro Guerrero Arango

Administrador sin ejercicio y periodista sin sección

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