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Niñas Eléctricas, un poemario en el que los versos conviven como melodías

Imágenes y música se convirtieron en poesía en el primer libro de Hugo Vásquez. Lo presenta este miércoles.

  • Hugo Vásquez presenta su primer libro de poesía. FOTO Camilo Suárez
    Hugo Vásquez presenta su primer libro de poesía. FOTO
    Camilo Suárez
19 de febrero de 2020
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Aunque el hombre ha buscado la manera de imponer su voluntad sobre la naturaleza y su curso, ella resiste. Escala lentamente por donde le place, especialmente por esos espacios que el hombre ha habitado, donde permanece aquello que ha olvidado. Las ramas se extienden sobre las paredes, se arrastran por el piso, se suben encima de las sillas y sobre todo aquello que se creía olvidado.

El primer nombre que Hugo Vásquez le iba a dar a su libro de poesía era, de hecho, Los cuadernos de la mala memoria, que jugaba con el nombre de una canción, Los libros de la buena memoria de Invisible, una agrupación argentina que lideraba el flaco Luis Alberto Spinetta.

El título que agrupaba sus 54 poemas mutó, se transformó en La tierra de las Niñas Eléctricas. Era otro coqueteo en clave con la música, pero esta vez con el disco Electric Ladyland de Jimi Hendrix. Ese terminó siendo demasiado largo, así que el que eligió fue Niñas Eléctricas

En la cabeza de Hugo, quien se formó como diseñador gráfico, hay tres grandes pasiones que conviven y se difuminan a la hora de crear: la música, las letras y el diseño.

Escucha canciones mientras escribe, se inspira analizando las imágenes que se desdibujan en los temas de Lenon, de Charly García o de Pescado Rabioso. Las tres artes se mezclan ante esos ojos con los que entiende la realidad.

“Me parece que los discos de Hendrix tienen una carga visual y sonora equivalente”, comenta. Él buscaba que un poco de ese impacto visual se transmitiera incluso en el nombre. Después de dos años de trabajo y de ser muy sincero con sí mismo, ya tiene el libro en sus manos. Lo presentará este miércoles 19 de febrero a las 6:30 p.m. en la Sala Abierta de la Biblioteca Pública Piloto.

Poesía que suena

Ha leído desde niño, “y cuando uno es lector, siempre tiene ganas de cruzar ese límite entre la lectura y la escritura”.

Sus poemas surgieron, primero, como el resultado de ejercicios que desarrolló mientras cursaba la maestría de Escrituras Creativas en Eafit. Poco a poco les fue encontrando tono, uno musical.

En su acercamiento descubrió a los poetas de la Generación del 27, quienes tenían poesía muy sonora. “Creo que se nota que es un experimento de un músico frustrado, porque está hecho con la estructura en la que se hacen las canciones. Muchos de los ejercicios partían de esos versos que se formaban a través del sonido de ciertas palabras cuando se enlazaban”.

Algunas de esas ideas que anotaba en cuadernos, las pensaba primero como ilustraciones. Luego le encajaban mejor en palabras. Las cuatro partes están divididas por ilustraciones de sillas consumidas por la naturaleza. Las sillas le parecen uno de los mejores elementos del diseño y con ellas quiso representar diferentes instantes de su vida.

“Son sillas a las que les están creciendo plantas porque están medio abandonadas –dice–. Como originalmente los poemas partían de ejercicios para no olvidar, las sillas estaban conectadas con cosas a las que se las está tragando el olvido”.

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