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Hace 44 años Antioquia no ganaba el Torneo Nacional juvenil de voleibol masculino y acaba de lograrlo en Cali, con el público en contra y ante una selección que tenía jugadores de 2,15 y 2,05 metros de estatura.
Fueron más de cuatro décadas en las que Valle, Bogotá y Bolívar se quedaron con el título, trabajo de base que les permitía aportar con buen número de jugadores a la Selecciones Colombia.
Los paisas, orientados por el técnico Hernán Alonso Osorio Estrada, batieron a los favoritos dando muestras de un gran juego y con dos deportistas entre los más valiosos del torneo: el capitán Santiago Andrés Ruiz Álvarez y el pasador Samuel Jaramillo Puerta.
El proceso, que arrancó en 2019 y estuvo frenado en 2020 por la pandemia, le permitió al departamento recoger frutos gracias al esfuerzo de una generación que piensa en grande. Así lo comenta Jaramillo, uno de los referentes del equipo verde y blanco.
Antioquia tiene un promedio de estatura de 1,93 metros y compensó la falta de más centímetros con táctica, estrategia y un ímpetu avasallador con el que superó no solo al rival, sino a la tribuna y el calor que acompañó la final.
Esa es la percepción del capitán Santiago Ruiz, quien comenta que trató de mantener a sus compañeros concentrados en el duelo. El conjunto llegó invicto a la definición del título tras los triunfos de 3-0 ante Chocó, César y Meta, y el 3-1 frente a Bogotá. En el duelo contra Valle lo ganó 3-1.
Ruiz Álvarez cursa quinto semestre de Ingeniería Civil en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid y llegó al voleibol luego de pasar por natación y fútbol.
En la primera estuvo en cursos de iniciación, y con el balompié y el voleibol mantuvo un idilio de varios años hasta que las responsabilidades académicas y deportivas lo llevaron a decidirse.
Además del ambiente y el grupo de amigos que tenía, también primó el gusto familiar. Su padre, Adenur Alexánder Ruiz (entrenador) y su hermana Jessica Alejandra (jugó 10 años), influyeron para que Santiago se inclinara por el voleibol, deporte en el que ha sobresalido por su potencia, agilidad, liderazgo y sus 1,90 metros de estatura.
Tras lo conseguido en Cali, Santiago espera centrarse en seguir mejorando su nivel, pues sus retos son llegar a la selección Colombia y jugar en el exterior. “Debemos continuar concentrados para ir a la Selección, ojalá varios compañeros lo logremos porque es un sueño de todos”.
Samuel, por su parte, vivió algo particular en la final, pues nació en Cali pero su vida deportiva se desarrolló en Envigado. Sus primeros pasos fueron en el Inder, y todo el proceso en este deporte hace que defienda con pasión los colores paisas.
A los 3 años arrancó con la natación en Cali, luego pasó a patinaje, baloncesto, fútbol, ajedrez, BMX y finalmente el voleibol.
Ya ha hecho parte de la selección nacional y estuvo en el Mundial, experiencias que, dice, le han servido para crecer. Ahora se alista para asistir a la concentración, pues será parte del equipo para los Panamericanos júniors de Cali, a finales de noviembre.
Santiago y Samuel, referentes de una generación que intenta devolverle la grandeza al voleibol masculino de Antioquia
Periodista de la Universidad del Quindío. Cuyabra hasta los huesos y mamá de un milagro llamado Mariana, amante de la salsa y apasionada por el deporte.