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La eterna discusión entre jugar bien o bonito en Nacional tuvo puntos de encuentro a través de su historia en la que conjugó los dos conceptos.
Tal vez la última ocasión en que el conjunto verde logró estos dos objetivos fue con el equipo que ganó la Copa Libertadores de 2016, liderado por el técnico Reinaldo Rueda. Esa escuadra sedujo al hincha y entretuvo con su manera de lograr el resultado.
Allí destacó el aporte de Macnelly Torres y del venezolano Alejandro Guerra, quienes desde la media cancha proponían esa idea.
A propósito de lo que mencionó el técnico Hernán Darío Herrera en días pasados, de que intentaría actuar con más volantes creativos, es en esa posición desde donde se ha generado ese juego: “Yo sé lo que es el fútbol bonito porque yo lo jugué y lo practiqué y eso es lo que queremos con este grupo”.
En la época de Osvaldo Juan Zubeldía, con jugadores como el peruano César Cueto y el propio Hernán Darío Herrera, se produjo esa magia.
“Uno le daba el balón a él y se despreocupaba, porque sabía de su calidad”, dijo el peruano en entrevista con este medio refiriéndose a las capacidades de Herrera.
Unos años después, en la época del técnico Francisco Maturana, los encargados de esa labor fueron Alexis García y Luis Alfonso “Bendito” Fajardo. “El Maestro”, como se le bautizó a Alexis, dejó en la memoria de la afición sus innumerables tacos de lujo, mientras que Fajardo, con su técnica y velocidad mental, marcaba el ritmo del equipo.
“Nosotros nos divertíamos en la cancha, no jugábamos con la presión de que teníamos que ganar, sino que sabíamos que si jugábamos de manera alegre eso se iba a reflejar”, recordó el “Bendito”.
Con él coincidió García, que además indicó que hoy el jugador no se suelta en la cancha por la presión de ganar.
Otra generación
Los herederos de ese fútbol fueron Néider Morantes y Freddy Grisales. Esa dupla tenía en Morantes desparpajo y magia y en “Totono” despliegue físico y también calidad. “Aprendimos a jugar de memoria y el grupo se contagiaba de eso. A nosotros nos gustaba jugar bonito”, recordó Grisales.
Después llegó otro jugador que con sus gambetas, pases de gol y tiros libres puso a gozar al hincha. Se trató de la argentino Hugo Morales, uno de los últimos extranjeros en esa posición que jugó bonito.
Muchos técnicos eluden la responsabilidad de jugar bonito y prefieren hablar de jugar bien y ser efectivos, pero “El Arriero”, que tiene esa sensibilidad, sabe que en Nacional hay que ser líricos en la cancha y por eso hoy pone esa responsabilidad en Andrés Andrade, Jarlan Barrera, Yeison Guzmán y Dorlan Pabón, a quienes empodera para que lideren esa idea de juego.
Comunicador Social-Periodista bilingüe, amante de los deportes. He trabajado en Radio Bolivariana, RCN y Telemundo. Actualmente hago parte de El Colombiano.