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Las cifras, tan frías como el hielo, sostienen la campaña de Atlético Nacional en la actual Liga Águila-2, en la que el conjunto paisa aparece en la cuarta casilla con 20 puntos luego de 11 partidos disputados, es decir, un rendimiento del 60,6 por ciento.
Hasta ahora el equipo verde cumple su objetivo en ese torneo al aparecer parcialmente clasificado a la segunda ronda, situación contraria a lo que le sucedió en la Copa Águila, en la que fue eliminado por el Tolima.
Aunque resta mucho camino por recorrer, derrotas como la que le propinó el Cúcuta Deportivo el fin de semana en el estadio Atanasio Girardot por 2-3 (pasaron 13 años para que los motilones volvieran a celebrar una victoria ante los verdolagas en este escenario) hacen que el hincha se haga preguntas.
Entre ellas y después de comparar rendimientos, algo inevitable en el fútbol, surgen al ver que Alianza Petrolera (líder con 21 puntos), Cúcuta y América (también con 21) lo superan en la tabla: ¿Cómo elencos con nóminas inferiores están por encima? ¿Nacional no tendría que estar cabalgando, con buena diferencia en el campeonato?
En días recientes y cuando su elenco goleó 5-2 al DIM, en medio de la emoción el asistente técnico Pompilio Páez dio a entender que, al completar las 50 sesiones de entrenamiento, ya todo el plantel prácticamente tenía asimilada la idea futbolística.
Pero después de eso igualaron 1-1 con Millonarios, volvieron a golear del Medellín (4-1), perdieron la serie de Copa Águila con Tolima (0-1 en casa y 1-1 en Ibagué) y sufrieron la reciente caída con Cúcuta. Esos altibajos son los que preocupan a la fanaticada y a los propios entrenadores, que el sábado se atribuyeron toda la responsabilidad del traspié al reconocer fallas en la elección del grupo y los cambios realizados durante el partido.
¿Y los jugadores? ¿Cuál es la función de ellos, pues ni Pompilio ni Juan Carlos Osorio son los encargados de hacer las triangulaciones, los desbordes o aprovechar la media distancia que, reconoció Páez, faltaron en el segundo tiempo. Que no vaya a ser que las rotaciones, aunque escasas en los últimos tres encuentros, le estén quitando ritmo de competencia a algunos jugadores.
La manera de jugar del equipo antioqueño genera muchos riesgos defensivos que están aprovechando los adversarios. Como dice el entrenador Carlos Navarrete, “los rivales también estudian al oponente”.
Estrategas como Alberto Gamero (Tolima), Jorge Luis Pinto (Millonarios) y Guillermo Sanguinetti (Cúcuta) entendieron que el Rey de Copas colombiano pone muchos jugadores en campo contrario y cuando pierde la pelota presiona, pero no está haciendo bien esa tarea. “Ahí surgen los problemas. Los contragolpes, o transiciones como los llaman ahora, le han hecho daño porque no recupera rápido”, añade Navarrete.
El otro inconveniente es la definición, “en la que no han estado finos en las últimas presentaciones”. Nacional crea mucho fútbol ofensivo y prueba de eso son sus 22 tantos, pero requiere más contundencia y eficacia en la puntada final. Es hora de reaccionar para hacer una campaña digna de su nómina y jerarquía, y evitar sufrimientos y malos ratos.