Acabó de pasar la feria de Expofitness 2024 en Medellín y entre los asistentes al evento llamó la atención la figura de un hombre no muy alto que, vistiendo un kimono, se llevó todas las medallas en el Open Camar de artes marciales que se realizó en el evento: Campeón en armas, en figuras, Campeón de Campeones y una mención especial de Honor y Respeto.
Se trata del antioqueño Bladimir Fernández quien, próximo a cumplir los 53 años de edad, sigue vigente en el mundo de las artes marciales mixtas. Desde muy joven lo bautizaron como el Bruce Lee colombiano y es que fue el pionero en competir en los eventos de este tipo. Hoy se podría comparar también como con personajes del cine como el “Señor Miyagui” de Karate Kid, ya que también le traslada sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Entre sus logros tiene el nada despreciable registro de haber sido 14 veces campeón mundial. Él cuenta que inició en las artes marciales desde que tenía 5 años gracias a que su mamá veía todas las películas de Bruce Lee, considerado la mayor leyenda de la historia de las artes marciales.
“A los 12 años ya era cinturón negro en taekwondo y a los 13 de hapkido”. A los 15 empezó a hacer full contact y su primera pelea profesional fue en esa disciplina a los 17. “Bruce Lee fue para mí la mayor inspiración y el mayor artista marcial”, dijo.
Bladimir creció en un barrio con dificultades y carencias, Santa Cruz, pero nunca quiso salir de él y aún vive allí: “Es una zona que ha tenido dificultades, pero me adapté y me gusta ayudar, no ser indiferente y la mejor forma es permanecer en el barrio”.
Su año más complicado fue el 2004 cuando le hicieron una operación de meniscos y pensó que jamás volvería a competir, pero gracias a su perseverancia se recuperó y salió adelante.
Dice que es una lástima que en Colombia no haya tanto roce en las artes marciales. “Somos desconocidos, hay ignorancia acerca de estas disciplinas. Entonces los deportistas buscan un patrocinio y no lo encuentran, ya que no saben lo que es realmente este cuento”.
Pese a su edad, no ha cambiado su rutina y entrena 4 horas. Sus especialidades son el manejo de armas, combates y poomsaes de hapkido y taekwondo, combate de kickboxing en tatami y pelea de artes marciales mixtas en jaula.
Su cuerpo tiene las cicatrices de ese sacrificio y su competitividad debido a que ha sufrido más de 17 lesiones, incluso varias las tuvo que superar con cirugías, pero con su fortaleza mental salió adelante.
El único momento en el que se vio derrotado, no fue ni siquiera por un rival, sino cuando murió su mamá en 2005. “Acababa de lograr mi primer título mundial, pero renuncié a todo por meses, gracias a Dios lo superé”.
Le trasladó su amor por las artes marciales a su hija Sara, quien también es cinturón negro en taekwondo y hapkido y hace kickboxing. Además, ha competido con ella en algunos mundiales.
Sin embargo, en su cuerpo no solo tiene las cicatrices de las lesiones, sino también tatuajes relacionados con su familia y estilo de vida. Para él son algo simbólico, “Todo se refieren a la familia y muchas cosas a Dios porque creo en él y todos los días le agradezco”.
No sabe hasta qué edad seguirá compitiendo, pero lo hará hasta que su cuerpo y su mente se lo permitan; por ahora, seguirá siendo el mejor de Colombia.