Para muchos, Sebastián Gil Tamayo es un loco por el deporte. “Pero es una locura sana”, señala. “No soy un atleta convencional, no me encasillo en algo, más bien me gusta ser aventurero”, resalta.
Lo que se traza este antioqueño lo encara hasta conseguirlo.
En bicicleta recorrió, de Medellín a Cartagena, 650 kilómetros (se demoró 22 horas y media); atravesó, en 23 días, Estados Unidos (4.500 kilómetros sin parar); subió doce veces al alto de Las Palmas (Medellín), en un mismo día, y dos al Páramo de Letras (Manizales), logrando de esta manera, en ambos desafíos, un everesting, que consiste en alcanzar en una sola rodada más de 8.848 metros de desnivel positivo, es decir, la altura del Monte Everest.
Ahora se alista para asumir otro desafío de esta magnitud, pero en simulador. Escalará, el 27 de junio desde las 2:00 de la madrugada en nueve oportunidades y por espacio de unas doce horas, el segmento Alpe du Zwift, de 210 km, con 9 mil metros de desnivel.
Para afrontarlo de buena manera, los Miércoles de Clásico virtual de EL COLOMBIANO son escenarios ideales de preparación para cumplir con esta nueva meta. Anoche, en la ruta Skoda Velotour Skyline, en Alemania, fue uno de los protagonistas.
Pero, ¿cuáles son los secretos de este hombre de 33 años para alcanzar lo que pocos pueden o se atreven a hacer? La motivación, sus emociones, el buen manejo del tiempo, objetivos claros, el liderazgo y la determinación. Así lo manifiesta. Son claves para sacar fuerzas y cumplir lo deseado.
“Con las actividades que realizo trato de trasmitirles a las personas que todo es posible y sin excusas. Que pongan a volar la creatividad para que ejecuten lo distinto, sin esperar que otro las haga primero, tanto en el deporte como en otras facetas de la vida, y que les pueda generar un balance”, relata Gil, quien además dicta charlas motivacionales, es diseñador industrial de la UPB y labora en el departamento de ventas de una multinacional.
Solidario con sus vivencias
“Hay una frase bonita que dice: ‘la felicidad solo se puede lograr si es compartida’. Entonces si yo hago este montón de cosas y no cuento mis experiencias o historias a la gente, no se está obteniendo nada”, expresa Sebastián, al advertir que en ese punto pecan muchos deportistas de alto rendimiento.
“Ellos ganan medallas, obtienen triunfos, llenan sus cuentas bancarias, pero no van más allá, como compartir con sus seguidores. Ese es el plus que deben tener con los demás para que estos, a través de esas vivencias y cercanías, se motiven a hacer lo diferente”.
El encierro, por la prevención al coronavirus, no impidió que Sebastián continúe con la actividad atlética. “Al contrario, se volvió más retador, y más con estas carreras virtuales en las que tienes que superar situaciones y estar concentrado en otras variables que no se ven en la calle. Como no se pasa por referentes, como por ejemplo un árbol o una casa, la percepción del tiempo es mucho más lenta, por lo que cinco minutos en un simulador se hacen eternos. Pero es una gran herramienta de entrenamiento para mejorar en lo físico y mental”.
Tras su presencia en el Clásico, este ultrafondista, quien en 2017 fue campeón de la Maratón Lake Tahoe en California, al trotar 42 kilómetros durante tres días seguidos, ahora piensa en su siguiente aventura virtual para seguir siendo fuente de inspiración. “Quien actúa con pasión es libre, no se limita y se siente vivo”, finaliza .