Los buenos calificativos para el colombiano Egan Bernal abundaban ayer en las redes sociales tras dominar, con lujo y superioridad, la cronoescalada de 9.9 kilómetros del Tour de Romandía.
“Bestial, sensacional, monstruo, estratosférico ...”, así referían al corredor que en días pasados, su compañero en el equipo Sky, el antioqueño Sergio Luis Henao, catalogó como “la nueva maravilla del ciclismo mundial”.
Aquel concepto se confirma cada vez más con lo que viene mostrando sobre la bicicleta.
Hace un mes se fracturó, cuando luchaba por el título de la Vuelta a Cataluña, la escápula y clavícula derecha; ayer era aplaudido como un héroe, luego de triunfar en la tercera etapa de esa carrera, entre las localidades suizas de Ollon y Villars, en la que invirtió 25.10 minutos.
Superó nada más y nada menos que al esloveno Primoz Roglic (LottoNL) por 4 segundos y al australiano Richie Porte (BMC) por 18. Toda una muestra de su calidad.
Con esta victoria, su sexta como profesional, Bernal escaló al segundo lugar de la general, a 6 segundos de Roglic, escasa diferencia que permite soñar con más alegrías.