Con una insistencia férrea, Nairo Quintana continúa dándole brillo a su exitosa carrera.
El boyacense no solo es el mejor ciclista de Colombia en la historia, también representa un ejemplo claro de superación, de mantenerse en pie de lucha, de conservar viva la esperanza, así el camino sea espinoso y cruel.
El triunfo que logró ayer en la etapa 18 del Tour de Francia, la primera en el tríptico de los Alpes con un recorrido de 208 kilómetros, entre Embrun y Valloire, lo metió de nuevo en la pelea por el podio de la carrera y evidenció que es el corredor más fuerte de su equipo Movistar.
También acalló críticas, luego del tiempo que había cedido en la etapa 14 con final en el Tourmalet y tras la cual muchos aficionados se fueron en su contra diciendo que ya no era el mismo de antes y que debía retirarse.
Su compatriota Egan Bernal (Ineos), por su parte, también brilló al subir al segundo lugar de la general.
Pese a la falta de memoria que se sufre en un país triunfalista como el nuestro y más frente a Nairo, corredor que ganó el Giro de Italia-2014, la Vuelta a España-2016 y suma tres podios en Tour (dos subtítulos en 2013 y 2015, y un tercer puesto en 2016), este, con fuertes pedalazos, demuestra que tiene el potencial para seguir haciendo la diferencia.
Es más, sus palabras denotan nobleza, más allá de las duras opiniones hasta de su director Eusebio Unzué: “Da para lo que da. Mantiene un gran nivel pero no para dar lo mejor de sí en su terreno. No tiene la brillantez de los años 2013 al 2015”.
¿Qué decir ahora tras la exhibición de superioridad de Nairo al lanzar un ataque incontestable a siete kilómetros para coronar el col del Galibier y convertirse en el quinto nacional que cruza primero por allí tras Francisco Rodríguez (1984), Lucho Herrera (86), Santiago Botero (2004) y Mauricio Soler (2007)? ¿Qué fue lo que, en realidad, falló en Movistar, en la estrategia subiendo al Tourmalet? “A un corredor como Nairo jamás se puede descartar”, dijo su paisano Mauricio Soler recientemente.
Victoria para la confianza
Quintana escaló a la séptima posición de la general, a 3.54 del local Julian Alaphilippe (Deceuninck), quien ayer sufrió subiendo por el Galibier, se recuperó descendiendo rumbo a la meta y defendió el liderato, aunque con otro rival acechándolo, el también colombiano Bernal, segundo a 1.30. Tercero es su compañero y último campeón, el inglés Geraint Thomas, a 1.35.
“Este triunfo es el reflejo del trabajo. Se han hecho las cosas a conciencia, pero los resultados no se dieron como hubiéramos querido, aunque seguí adelante y no dejé de insistir. Desde que se inició el Tour el equipo me ayudó mucho. Hubo tristeza cuando perdí tiempo, por eso esta victoria es para mis compañeros, familia y mi país, que siempre está apoyándome, en las buenas y no tan buenas”, expresó Quintana, quien se impuso por 1.35 ante el local Romain Bardet (Ag2r), ahora líder de la montaña, y por 2.28 al kazajo Alexey Lutsenko (Astana).