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“La medalla en Londres ayudó para que los deportistas creyeran que lo imposible sí era posible”: Urán

La mujer que lo trajo al mundo, doña Aracelly, guarda como un tesoro la medalla que el antioqueño logró en Londres-2012, y la cual cambió la percepción del ciclismo colombiano. En el plano Rigo se hizo fuerte como en la alta montaña para ganar una plata que se considera como un oro.

  • Momentos en los que cruza la meta para darle al país el primer metal a Colombia en la ruta olímpica. Fotos archivo
    Momentos en los que cruza la meta para darle al país el primer metal a Colombia en la ruta olímpica. Fotos archivo
  • La osadía de Urán tuvo recompensa. Saltó del lote con Vinokurov, y con valentía se sostuvieron en la punta. Fotos archivo.
    La osadía de Urán tuvo recompensa. Saltó del lote con Vinokurov, y con valentía se sostuvieron en la punta. Fotos archivo.
  • Con orgullo, Urán lució la medalla de plata al lado de Vinokurov y el noruego Alexander Kristoff. Fotos archivo.
    Con orgullo, Urán lució la medalla de plata al lado de Vinokurov y el noruego Alexander Kristoff. Fotos archivo.
31 de julio de 2016
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En una camioneta del cuerpo de bomberos de Urrao, Rigoberto Urán recorrió las calles en las que de chico empezaba a ganar kilómetros en sus piernas montado en cicla y dándole suerte a quienes lo buscaban para que les anotara números de tres y cuatro cifras en un talonario.

Muchas de esas personas, y otras más, vestidos de sombrero y ruana, le dieron un inolvidable recibimiento en el parque de la población, donde una pancarta grande, colgando en la fachada de una casa hecha de bareque, de dos pisos, y con las ventanas y puertas pintadas de verde y amarillo rezaba: “Bienvenido campeón, lograste una medalla de plata que vale oro”.

Tal vez ser abrazado por grandes y niños, dar autógrafos, ser perseguido como un actor de cine pero también darle una alegría a su pueblo, que estuvo azotado por la violencia a finales de los 90 y comienzos del año 2000, la misma que le arrebató a su padre, son muchos de los recuerdos que no se borran de la mente del ciclista antioqueño, quien ahora, donde llega, es venerado como un verdadero campeón.

“De las cosas que más siento orgullo es el cariño tan inmenso que me tiene la gente en Colombia. A uno lo apoyan si gana, pero si pierde le dan varilla, a mí me la dan pero no tanto, tendré unas 32 personas que lo hacen, pero el resto me respalda”, manifiesta el corredor con su tradicional tono chistoso.

“El afecto de la gente es impresionante, lo siento cuando entreno en Antioquia, en cualquier parte de Colombia, cuando estoy paseando, eso es muy lindo. Pienso que esto es más grande que lo que hecho en el ciclismo, como los podios en el Giro o la misma medalla olímpica. Creo que es eso no tiene precio y esas cosas se quedan para toda la vida”.

El día que hizo historia

Dice Mateo 22, en un aparte de la Biblia, “que muchos son los llamados pero pocos los escogidos”, y esa frase se acomoda a la perfección en la vida de Urán, el hombre que sufrió la pérdida de su papá, de idéntico nombre, con el que salía a vender chance por las calles del municipio de Urrao en bicicleta y quien le mostró el camino para sacar a la familia adelante y defenderse ante la adversidad.

Pues bien, en un caballito de carbono, Rigoberto se ganó una “lotería” en Inglaterra hace cuatro años: logró respeto, admiración e inmortalizar su nombre, un premio gordo gracias a su superación, disciplina, constancia, fuerza mental y física.

Es imposible olvidar la mañana del 28 de julio de 2012. Contra todo pronóstico, este escarabajo, a sus 25 años de edad, consiguió lo impensado en los Juegos de Londres: una medalla de plata olímpica.

En la prueba de 250 kilómetros, con amplio favoritismo para rodadores como Mark Cavendish, Fabian Cancellara, Peter Sagan, André Greipel y Tom Boonen, entre otros por sus condiciones de velocistas y porque la carrera se desarrollaba en un recorrido llano, el antioqueño, con fuerza, potencia, destreza y habilidad, pero sobre todo decisión, voluntad y deseo, se las arregló para darle, quizás, una de las mayores alegrías al país en la historia del pedalismo, y eso que quedó la sensación de que el metal hubiera podido ser de color dorado.

A falta de 10 kilómetros para el final de la carrera, que tuvo la presencia de 144 participantes, Urán, de manera sorpresiva, saltó del lote en compañía del kazajo Alexander Vinokourov. Lo que los demás rivales nunca imaginaron era que a los dos fugados les iba a alcanzar el tanque de oxígeno hasta cruzar la meta.

Metros antes, Vinokourov, luego de un pequeño descuido de Urán, que lanzó la mirada hacia atrás, aprovechó para atacarlo y terminar la competencia en el primer lugar.

Presente en la memoria

“¿Qué recuerdo de los Olímpicos? La mirada para atrás por la que me siguen dando palo parejo”, expresa Rigo, quien pese a ello, no se da golpes de pecho, pues sabe que no perdió la de oro sino que ganó la de plata.

“Es que era una carrera en la que nosotros no íbamos como favoritos. El trazado no nos convenía en ningún momento porque era todo plano. Al final finalizo con una medalla que no se la esperaba nadie, ni yo. Entonces fue una experiencia muy bonita, ya que fue la primera presea del país en esos Juegos y la primera que se consigue en el ciclismo de ruta en la historia olímpica”.

Un resultado que, como afirma, cambió la mentalidad del ciclista colombiano.

“La medalla de plata en Londres ayudó para que los deportistas creyeran que lo imposible sí era posible, cerró el capítulo de que era difícil ganar en Juegos y abrió puertas”.

En Río sí son favoritos

Ahora Urán, en compañía de Sergio Luis Henao, Esteban Chaves, Miguel Ángel López y Jarlinson Pantano, se reúnen con el claro deseo de darle una nueva satisfacción a Colombia en unos Olímpicos, esta vez en Río de Janeiro el 6 de agosto. Todo un Dream Team.

Por el recorrido, que tiene amplia montaña, los escarabajos se frotan las manos. Allí, Urán sueña en grande para volver a subir al podio.

“¿Otra plata? No, yo no creo hermano”, responde mientras ríe. “Realmente ya hay mucha experiencia, el recorrido es totalmente diferente, con mucha montaña, lo cual nos favorece. Tenemos una Selección buena, cualquiera de los corredores va a dar el máximo. El ciclismo es un deporte de insistir, trabajar, de mucha pasión, voy a ir mucho mejor, se necesita de suerte y salud, la idea es ir a ganar”.

Añade que no será fácil, pero que siente ilusión y está tranquilo luego de la preparación que tuvo en Europa. “También estuve hace mes y medio en Río mirando el recorrido. Salí muy contento, me gustó bastante, seguramente lo vamos a hacer bien. Obviamente van los mejores ciclistas del mundo, por lo cual la guerra va a ser muy grande”.

Competir por tercera vez en una olimpiada lo llena de motivación. “Es una competencia diferente a las que uno está acostumbrado a participar. Poder compartir con todos los deportistas colombianos en la Villa Olímpica es realmente grandioso y llevar la bandera nacional es carretera es también motivo de orgullo”.

La medalla ganada en Londres se la guarda su madre Aracelly como un tesoro.

“En estos días la iba a enmarcar pero decidió esperar a que le lleve la otra”, se llena de entusiasmo el antioqueño, “uno de los pocos escogidos” que nació con estrella para darle brillo al país con sus potentes y triunfales pedalazos. ¡Fuerza Rigo!.

Infográfico
“La medalla de plata en Londres ayudó para que los deportistas creyeran que lo imposible sí era posible”: Rigoberto Urán

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