Daniel Ospina se gastó su niñez y parte de su juventud siguiendo a su papá, Carlos Manuel, en competencias de mototrial, y cuando quiso practicarlo, la indicación de su padre fue que se dedicara mejor al bicicrós.
Él, sin dudarlo, le siguió el consejo; sin embargo, un día, viendo a Javier Zapata haciendo trucos sobre una bicicleta, se animó, probó y le quedó gustando tanto que le dijo adiós al BMX.
Son 12 años, de los 24 que tiene, dedicados a una modalidad que, según Daniel, necesita fundamentalmente dos cosas: disciplina y paciencia.
Ospina ha sido un constante animador del Clásico EL COLOMBIANO, porque desde 2005 es uno de los participantes, e incluso en 2013 fue el organizador de la modalidad de trial.
“El Clásico para nosotros es la competencia más grande del año, por la organización y porque en Medellín hemos sido los referentes del trial. Lo que se vive cada año en este evento, es algo inigualable”, dice Daniel.
El deportista antioqueño, que estudia Ingeniería industrial en Eafit, no solo es competidor activo, también decidió transmitirle sus conocimientos a los niños y es uno de los formadores de los deportes de adrenalina en las Escuelas Populares del Inder.
“Son cerca de tres años trabajando con los programas de adrenalina del Inder. Con tres grupos practicamos en la unidad deportiva de Belén y con cuatro en el velódromo de la unidad deportiva Atanasio Girardot. Todos los niños participarán en el Clásico EL COLOMBIANO”, agrega el trialista.
Este antioqueño, quien no vacila al decir que su vida gira en torno del trial y su bicicleta es la más mimada, certifica que es una disciplina muy técnica y que exige entrenamiento.
“Esta modalidad es más técnica que fuerza y se requiere tiempo y paciencia para perfeccionar los trucos”.