Si a Santiago Córdoba se le pregunta cuál fue su juguete favorito en la niñez y el objeto que más felicidad le genera en la adultez, la respuesta es la misma: la bicicleta, pues ha sido su compañera de vida, en diferentes facetas.
Su primer acercamiento con ella fue en el bicicrós, que le enseñó a ser hábil y explosivo, años después conoció el ciclomontañismo que le añadió a su vida riesgo, fuerza y resistencia y, desde hace cinco años, se encaminó en la ruta, que lo “tiene enganchado” y en la que todas estas aptitudes le han servido para destacarse.
“Todo esto complementa muy bien a la ruta, que requiere en algún momento de ser veloz, explosivo o arriesgado”, comenta Santiago, de 28 años.
Ese gusto por la bici y la competencia, lo ha llevado a participar en el Clásico EL COLOMBIANO, un evento que para él es imprescindible, incluso el año pasado se estrenó como “embajador”, pues fue imagen de la etapa rutera.
Ese nuevo rol, dice, fue un buen augurio pues logró el título del Reto El Escobero en la categoría promocional, y además se llevó los premios de montaña y metas volantes en la prueba de fondo, representando a su equipo, Ruta 56, el cual fundó hace cuatro años.
En el simulador no se queda atrás. No se pierde los Miércoles de Clásico, que lo han tenido activo en el aislamiento.
“Me ayudó a mejorar la cadencia, que es la velocidad del pedaleo y en lo mental, muy importante en el encierro”, explica Santiago, quien también participó en el Reto a Palmas, en el que fue tercero.
“Fue increíble. Como ya conozco la ruta me regulo y sé donde tengo que gastar más energía, ese manejo me dio un buen resultado”, cuenta.
Santiago ya rueda en carretera, pero asegura que gracias a los Miércoles de Clásico, le tomó cariño al rodillo y por eso mantendrá en su rutina.