Cristiano Ronaldo defendió la camisa del Real Madrid entre el 2009 y 2018 y ha estado en solo cinco clubes durante su exitosa carrera deportiva; Lionel Messi, por su parte, llegó al Barcelona siendo un niño (13 años) y allí hizo un recorrido que le permitió llegar en 2004 al equipo profesional, en el que compitió hasta el 2021, cuando decidió tomarse un aire en el PSG, el segundo club en el que ha jugado.
La trayectoria de los dos mejores jugadores del mundo en las últimas décadas es sinónimo de estabilidad, la cual se logra con un alto nivel futbolístico, disciplina, madurez, capacidad para trabajar en equipo y otras condiciones más.
Pero el solo talento no basta, y así lo han sentido en carne propia un sinnúmero de jugadores que no complementan sus condiciones con el balón con otros aspectos.
Uno de ellos es James Rodríguez, quien ha dado muestras de querer enderezar su camino en la Liga de Turquía, a la que llegó en 2022 para vestir la camiseta de Olympiacos, equipo en el que ha tenido continuidad.
Para los analistas, la inestabilidad que ha marcado al futbolista cucuteño está relacionada con la irregularidad que ha tenido tras su primer paso por España.
“El hecho de que pase constantemente de un equipo a otro refleja su inestabilidad y eso no habla bien de un futbolista. Generalmente un jugador cuando está bien tiene continuidad en un club, salvo que se vaya porque es pretendido por otra institución por su buen nivel”, manifestó el exfutbolista Iván Vélez, quien subrayó que los jugadores de élite tienen pocos clubes en su carrera.
James debutó en 2006 en el fútbol profesional con Envigado FC, en el que rápidamente mostró condiciones, lo que lo catapultó con prontitud hacia el Banfield de Argentina (2008-2010). De allí emigró hacia el Porto de Portugal (2010-2013) y luego pasó al Mónaco.
Su destaca presentación en el Mundial de Brasil 2014 con la Selección Colombia hizo que el Real Madrid se fijara en él y lo fichará de inmediato. Su vinculación al Merengue se dio en medio de grandes expectativas de los hinchas, las cuales no cumplió a cabalidad. Las diferencias con algunos entrenadores de turno, entre ellos Rafael Benítez y Zinedine Zidane, llevaron a su salida del equipo español en 2017 y desde ahí su carrera empezó en declive.
Tuvo un paso corto (2017-2019) por el Bayern de Múnich de Alemania, con algunos buenos momentos, pero no se adaptó por las bajas temperaturas de la región. El club alemán decidió no hacer uso de la opción de compra y el volante tuvo que regresar al Real, equipo del que se despidió por segunda ocasión en 2020 para sumarse al Everton.