Largas filas, como si se tratara de una final de fútbol, se formaron ayer en el estadio El Campín de Bogotá para ver de cerca el trofeo de la Copa del Mundo.
Y es que era una oportunidad única para los aficionados colombianos de distintas ciudades, que se emocionaron simplemente con una foto al lado de la estatuilla de 6 kilos de 18 quilates de oro.
La Fifa y el patrocinador (Coca-Cola) incluyeron distintas actividades para que las personas se sintieran verdaderamente como en la final de un Mundial.
Hubo un museo histórico en el que se podía encontrar desde el balón con el que se disputó la primera Copa Mundo (1930 en Uruguay) hasta la Copa Jules Rime, la antecesora del actual trofeo y que fue alzada por referentes como Pelé.
También estaban los uniformes de distintas leyendas que dejaron huella en la cita futbolera.
Fue la oportunidad para el rebusque en los alrededores del estadio, porque los vendedores ambulantes se las ingeniaron para fabricar réplicas de la Copa, desde llaveros hasta centros de mesa.