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Después de un silencio absoluto, el DIM completó dos días agitados con la confirmación, en menos de 24 horas, del delantero Federico Laurito, el volante central Francisco Flores y el mediocampista creativo Javier Reina.
Sin embargo, la afición sigue inquieta, porque aunque el club se está moviendo para cubrir las vacantes de ausentes como Didier Moreno, Germán Cano y Leo Castro, siguen sumándose salidas de jugadores que se consideran importantes, como Jonathan Marulanda, de quien se afirmó no logró adquirir su pase porque “la realidad económica del club no lo hizo posible”.
Sobre Andrés Ricaurte, el elenco aseguró que los rumores sobre su salida son eso y que hace parte del proyecto deportivo para 2020. Aunque la hinchada es escéptica.
Minutos antes de que DIM emitiera un comunicado en el que lamenta la salida de Jonathan Marulanda por no llegar a un acuerdo para negociar el pase del lateral derecho con Leones, el jugador había manifestado a este diario su deseo de quedarse y darle prioridad y todo el margen de maniobra posible al cuadro rojo. “Me quiero quedar”, insistió el futbolista antioqueño.
Su salida supone un revés en el armado del equipo por tres razones: primero, porque Elvis Perlaza, el lateral derecho titular del DIM, tiene negociaciones adelantadas para firmar con Millonarios; segundo, porque el paisa de 24 años mostró, a lo largo del semestre anterior, buen rendimiento por su costado, resolviendo los problemas del Medellín en una posición del campo en la que escasean las opciones en el país. Y tercero, porque también ocupó diversas posiciones en la cancha, mostrando, incluso, buenas condiciones para pisar apretada nómina que, parece, tendrá el Poderoso, esa característica podría ser de gran ayuda.
Hay otra preocupación, incluso más grande que la que causa la partida del jugador y es saber qué tan compleja es la situación económica de la institución como para no poder adquirir el pase del lateral que, según él, era muy accesible en relación a los montos que se están manejando en el fútbol colombiano.
DIM anunció al venezolano Francisco Flores (foto @enredesDim) y al colombiano Javier Reina. El primero tiene 29 años, mide 1,78 metros, pesa 74 kilos y viene de Mineros de Guyana (2017-19). El club rojo lo presenta como un volante central “aguerrido, de buen pie, con liderazgo y personalidad”. Jugó con las selecciones sub-17 y sub-20 de su país, y en 2009 tuvo la primera convocatoria con mayores (20 partidos). El técnico Diego Barragán lo dirigió siendo juvenil (2008) y lo recuerda como un chico “técnico y de buenas condiciones, que marcaba diferencia”. Sin embargo, aclara que no conoce el presente del jugador, como tampoco tiene referencias de él Santiago Escobar, quien trabajó en 2017 en Venezuela.
Reina tiene 30 años. En Colombia debutó con América y actuó con Millonarios, Pasto y Once Caldas (2019). En el exterior estuvo en clubes de Brasil (4), Argentina, Corea del Sur y Chile. “Es un futbolista talentoso, que juega bien, ayuda mucho en la conexión con los delanteros y en la finalización, pero es importante que no se desconecte mucho”, señaló el entrenador y analista Juan José Peláez.
El ecuatoriano Octavio Zambrano, extécnico del DIM, destaca la amplia trayectoria que tiene el delantero Federico Laurito en el fútbol de ese país, un balompié que se caracteriza por su trámite rápido y la fortaleza física necesaria para sobresalir.
Sin embargo, es enfático en “que va a ser muy difícil, para él o cualquier otro jugador, reemplazar a Cano”.
Hecha la salvedad, el argentino llega precedido de buenos comentarios, comenzando por la afición de la Liga Universitaria de Portoviejo, elenco recién ascendido a primera división, que lamentó la salida del atacante de 29 años.
“Es un jugador potente, goza de buena ubicación en el área rival y sabe emplear bien su cuerpo para generar espacios tanto para él como para sus compañeros”, dice Julio Ubilla, periodista de Radio Red Ecuador.
Sin embargo, destaca que en dicho país tuvo discretos desempeños en varios equipos y que su pico futbolístico parece haberlo alcanzado hace unos cinco o seis años.
Así las cosas, parece ser una apuesta con un riesgo considerable para el cuadro rojo.
Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.