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Saga de contrastes del DIM llega al capítulo final

En un año cargado con récords para la posteridad al igual que varias frustraciones, la Copa Águila aparece para desnivelar la balanza.

  • La salida o permanencia de Didier Moreno también fue un tema prolongado y desgastante. Al final, su continuidad le favoreció considerablemente al equipo. FOTO colprensa
    La salida o permanencia de Didier Moreno también fue un tema prolongado y desgastante. Al final, su continuidad le favoreció considerablemente al equipo. FOTO colprensa
  • Saga de contrastes del DIM llega al capítulo final

Quiérase o no este será un año que quedará en el recuerdo de los hinchas, al menos durante un tiempo considerable.

Muy pocas veces coinciden en una sola temporada situaciones tan dispares de alegría y tristeza como las que le ocurrieron al Medellín en 2019 (ver cronología).

Fue un año convulso para el club, comenzando por el plano administrativo en el que hubo cambios importantes. El presidente Michael Gil Quintero renunció de forma intempestiva, el 3 de julio pasado, tras nueve meses en el cargo y en plena temporada de contrataciones para el segundo semestre.

El 3 de septiembre el club anunció la llegada de Juan Bernardo Valencia como nuevo gerente deportivo. Con su liderazgo, el club planea adelantar un proyecto de reingeniería institucional que contempla, entre otros aspectos, el mejoramiento de la sede deportiva con miras a fortalecer los procesos en divisiones inferiores, que serán, en adelante, la gran apuesta del DIM.

Podría tomarse esta como una temporada de transición en el plano institucional, pero eso dependerá de qué tanto logren desarrollarse los objetivos organizacionales trazados en un futuro cercano.

Una labor a seis manos

La dirección técnica del equipo profesional también experimentó todo tipo de peripecias.

El 5 de abril, tras empatar 1-1 ante Caldas y quedar con 13 puntos en el puesto 15 de la Liga-1, Octavio Zambrano fue despedido. El ecuatoriano venía de ser subcampeón en el semestre anterior y bajo su gestión ocho canteranos iniciaron su incorporación al primer equipo.

El 14 de mayo fue anunciado Alexis Mendoza como reemplazante de Zambrano. El barranquillero llegó con la intención de construir sobre los puntos positivos que dejó su antecesor y en ese sentido siguió dándole rodaje a varios juveniles que venían del ciclo anterior y acercó a otros canteranos de notable proyección como Juan Manuel Cuesta y Edwin Mosquera.

Pero en lo deportivo no logró cumplir con lo esperado y se marchó el 2 de septiembre después de 4 derrotas consecutivas por Liga. Todo era incertidumbre en ese momento en el club.

Hacía 59 años que el Medellín no tenía que apelar a tres técnicos oficiales en el cargo en una sola temporada. Por eso, la decisión de quién debería tomar las riendas del equipo requería una precisión quirúrgica.

El 4 de septiembre la afición estalló de júbilo al conocer el regreso de Aldo Bobadilla, el ídolo del arco rojo que retornó al club, esta vez al banquillo, tras nueve años de su partida. El respaldo de la hinchada estaba garantizado, pero había ciertos recelos por el poco recorrido del guaraní.

Hoy los resultados respaldan a Bobadilla, quien está a 90 minutos de convertirse en el técnico que menos tiempo necesitó para consagrase campeón con el Poderoso. Ayer se cumplieron apenas dos meses desde su nombramiento.

Del título de Copa Águila dependen aspectos deportivos y económicos por el cupo a Libertadores que entrega y los consecuentes beneficios materiales que esto traería. Por eso, a pesar de los vaivenes de este año, el DIM terminaría con un panorama esperanzador para el 2020.

Ayer el club informó que se habían vendido 21.500 boletas para la final. Dentro del grupo hay confianza total en que el estadio estará colmado. “Cualquier palabra está de más. Yo creo que los hinchas, al igual que nosotros, saben lo que hemos pasado para llegar hasta acá y seguro van a estar acompañándonos, como siempre lo han hecho, en esa noche tan especial para nosotros”, pregona el lateral Jonathan Marulanda o

La realidad acerca de la final de 1981

Saga de contrastes del DIM llega al capítulo final

Algunos aficionados y periodistas reseñan por estos días el antecedente de una final entre DIM y Cali por Copa Colombia. La historia, sin embargo, merece verse en detalle. En 1981, Dimayor organizó una competencia con el fin de que los equipos eliminados en el octogonal final no quedaran cesantes y recogieran algo de taquilla. DIM salió triunfante pero, según resaltan historiadores como Guillermo Ruiz, el evento no tenía carácter oficial. Fue un certamen muy desprolijo. Incluso ambos partidos de la final entre Cali y DIM se jugaron en Medellín. Y a pesar de que en la ida ganó el Poderoso 3-1 y en la vuelta quedó 1-1, hubo definición por penales. En 2013, como parte de los homenajes por el centenario rojo, Dimayor decidió darle rótulo oficial al trofeo para que el DIM lo incluyera en su palmarés.

Juan Felipe Zuleta Valencia

Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.

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