“Sueñen que Rigoberto Urán lo puede lograr”, eran las exclamaciones del comentarista Rubén Darío Arcila cuando un joven de Urrao (Suroeste de Antioquia) pedaleaba en las calles de Inglaterra por una presea de los juegos Olímpicos de Londres.
Esa carrera se corrió el 28 de julio de 2012. Urán tenía 25 años. Todavía era tímido en los micrófonos. Pedaleó 250 kilómetros en un tiempo de 5 horas y 45 minutos. Se quedó con la medalla de plata.
“Tenemos la primera medalla en la historia del ciclismo colombiano en los Olímpicos. ¡Rigoberto superstar!”, sentenció Arcila.
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Desde entonces han pasado 11 años y el tímido Urán se convirtió en una superestrella de los deportes y los negocios. Tiendas, talleres, carreras, cafés y restaurantes son solo algunas de las empresas que forman parte del portafolio del hombre nacido en Urrao hace 36 años.
—¿Qué pasó en la caída, Rigo? le preguntó un periodista al terminar la cuarta etapa del Tour de Francia en 2017.
— Yo que voy a saber güevón. Respondió entre risas el colombiano.
Esas seis palabras bastaron para que el de Urrao se convirtiera en un fenómeno mediático. El deportista supo capitalizar su carisma.
El profesor de Comunicación y Mercadeo en la UPB, Juan Esteban Valencia Rey, había explicado que el fenómeno de Rigo puede entenderse como un proceso creativo “donde él detectó el efecto que tiene en la gente y a partir de eso lo capitalizó”.
El deportista tiene en su cuenta de Instagram 1.9 millones de seguidores, cifra de fanáticos que puede ser comparada con llenar 42 estadios como el Atanasio Girardot.
La primera empresa que se le conoció a Urán fueron sus tiendas de ropa deportiva GO RIGO GO. Ahora tiene 11 sedes en ciudades como Bogotá, Montería, Bucaramanga, Medellín y Florida (Estados Unidos). De acuerdo con Confecámaras, esta marca reportó 42.238 millones en ingresos durante el 2022.