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El poder que tiene Jhonatan Rivas en sus brazos es tan descomunal, que a sus escasos 21 años –los cumplió el 11 de julio– posee los récords panamericanos de mayores en la división de los 96 kilogramos.
Las marcas las alcanzó hace tres meses en Guatemala al levantar 391 kilos en total: 180 de un solo movimiento –arranque– y 211 en dos tiempos –envión–.
Siente alegría al saber que viene recogiendo grandes frutos, y a la vez confiesa que en su corta carrera ha pasado por momentos difíciles, el más duro, perder a su compañero de entreno, junto a quien forjó su amor por el levantamiento de pesas: su hermano Emerson, que falleció a los 15 años a causa de dengue hemorrágico.
“Además de Dios, Emerson es la fuerza que me impulsa a seguir adelante, a no desfallecer y así cumplir con los compromisos que tengo, no solo con mi familia sino también con el país”, le expresó ayer a EL COLOMBIANO, desde Lima, el joven Rivas, quien buscará en la capital peruana confirmar su buen presente cuando compita en los venideros Juegos Panamericanos.
“No puedo negar que siento nervios, presión. Es el evento más importante del ciclo antes de llegar a Olímpicos, pero espero que la buena preparación se vea reflejada en gratos resultados. Se están haciendo las cosas bien y eso me da mucha tranquilidad”, sostuvo el nacido en Cartago y quien integra la nueva camada de una generación de pesistas que ilusiona con hacer mayor historia. Por lo pronto, este portentoso deportista de 1.82 de estatura, ya impresiona con sus alcalces. Es doble campeón mundial y en Juegos Panamericanos espera dejar su sello de calidad.
¿Qué siente cuando le dicen que es la nueva joya de las pesas en Colombia?
“Un orgullo grande, ya que es algo por lo que he venido trabajando duro desde hace muchos años. Ahora estoy en un nivel alto, con medallas mundiales y récords panamericanos de mayores. De la mano del profesor Jaiber Manjarrés, para mí el mejor entrenador de América y con el que llevo un proceso de seis años, ya se recogen los frutos”.
¿Cómo ha sido esa transición a la categoría mayores y en una división tan alta como los 96 kilogramos?
“Esta categoría es bastante difícil, y aunque este será oficialmente mi primer año en ella, ya estoy acostumbrado pues desde los 17 años soy campeón nacional de mayores y desde los 18 viajo con la Selección Colombia a eventos de élite, por lo que entro con mucha fuerza”.
Y saber que antes era flaco, no llegaba ni a los 35 kilogramos de peso, ¿cómo ha vivido ese cambio para poder sobresalir en su deporte?
“Claro que sí, empecé en los 33 kilogramos y ahora estoy en 96. Es más, la idea para el ciclo olímpico de 2024 es competir en los 109 kg. Se requiere de un gran esfuerzo, en el que entran a trabajar nutricionistas, entrenadores, sicólogos... porque es difícil mantener esos pesos corporales y seguir dando rendimiento”.
“Fue increíble, de inmediato me enamoré. Cuando toqué una pesa me olvidé de todo lo demás”.
¿Cuál ha sido el mayor obstáculo que ha tenido que pasar?
“Una de mis mayores decaídas en mi carrera fue el fallecimiento de mi hermano Emerson –también practicaba pesas–. Al pasar los días él se convirtió en mi motivación para salir delante ante la adversidad. Éramos niños, pero igual aprendí mucho de él, sobre todo la lucha constante”.
¿Por qué la halterofilia y no otro deporte?
“Como todo niño en Colombia practiqué fútbol. Pero también, a temprana edad me incliné por las pesas. Este no es un deporte tan conocido, pero cuando empiezas a entrenarlo creas una pasión fuerte. Desde el primer contacto quedé amarrado a él”.
¿Hay presión al saber que en los Panamericanos de Lima es uno de los favoritos al triunfo?
“No lo puedo negar, sí hay presión. Pese a que hace tres meses fui el campeón panamericano en Guatemala, arrastro molestias (muñeca de la mano y rodilla, ambas de la parte derecha) que no me han dejado superar las marcas que realicé allí. La idea es darlo todo y obtener el oro en estos Juegos”.
¿Estudia a los contendores o usted es su propio rival?
“Obvio que hay que estudiarlos, no se puede subestimar a nadie. Pero como dice la pregunta: yo soy mi propio rival, compito contra mis marcas y así mejorar cada día”.
El certamen de Perú es uno de los últimos peldaños a Olímpicos, ¿se ve en las justas del próximo año en Tokio-2020?
“Por supuesto, para ello me esfuerzo, pero no solo para estar allí sino también para luchar por una medalla olímpica. Lo único que se necesita es salud, apoyo y trabajar con mayor fortaleza”.
¿Qué sentimiento lo asiste al saber que integra la nueva generación de una disciplina en la que Colombia es potencia mundial?
“Demasiada alegría porque estamos hablando de la mejor generación, en la historia, de las pesas del país. Además porque tenemos atletas en categorías de peso corporal altas y antes no se veían en este tipo de eventos y con aspiraciones a medallas olímpicas. Se siente orgullo, por lo que hay que aspirar a estar siempre arriba”.