La dureza del deporte, esa que requiere levantarse todos los días sin la excusa de hacer una pausa en el entrenamiento, ha puesto a prueba a Gerard Giraldo en más de una ocasión, y más aún cuando en algunas competencias no logra plasmar los resultados deseados.
“Ha tenido bajones, como todos los deportistas, pero su fortaleza mental, ganas, entrega y carisma es lo que le han permitido tener el valor de superarse y mantenerse firme”, manifiesta sobre Gerard uno de sus colegas, el reconocido fondista paisa William Naranjo. Y lleno de valentía, disciplina y esfuerzo, Giraldo, criado por su abuela en Quindío, como lo expresó Naranjo, logró salir adelante en lo que considera su verdadera pasión: el atletismo.
Su recompensa la seguirá disfrutando cuando debute entre los más grandes de los 3.000 metros obstáculos, en el Campeonato Mundial de la especialidad que arranca en Pekín, China, hoy a las 9:30 p.m.
“Aquel que pierde la fe, lo pierde todo... Voy a dar lo mejor de mí”, indica el espigado deportista de 26 años de edad, que hace cinco vive en La Ceja, Antioquia, y quien es apoyado por Atletas con Porvenir.
“Desde niño se puso metas claras, siempre fue inconforme, porque quería más. Luchaba por alcanzar lo que se proponía, y como aquí no tenía apoyo viajó primero a Pereira, regresó, después se fue para Bogotá y luego a Antioquia, donde halló la oportunidad de luchar por sus sueños, ahora los empieza a conquistar”, dijo su formador en Quindío, Jorge Beltrán.
Sus bondades las demostró este año al conquistar la medalla de oro en los 3.000 obstáculos en el Suramericano en Perú, donde triunfó con un tiempo de 8.29.53, y además impuso récord nacional en 1.500 metros planos con 3.42.38.
“Cuando corrí con él en algunas pruebas de calle veía que era un muchacho con muchas condiciones. Es sorprendente lo que viene haciendo ahora en la pista, de seguro conseguirá mejores resultados”, dijo el atleta Diego Colorado, quien le deseó suerte hoy en el Mundial. “Estar en una evento como este permite adquirir mucha experiencia, ojalá le vaya bien y logre la marca a la Olimpiada -8.28 minutos- de Río”.
“Él es muy juicioso, quería sobresalir internacionalmente y ahora tiene la oportunidad de lograrlo. Su perseverancia lo llevará más lejos”, agregó el entrenador Beltrán de ese hombre que lleva tatuado en su brazo el rostro de Jesús, y que jamás se detuvo para lograr sus sueños, pese a los obstáculos que se encontró en el camino.